Capitulo 6

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Altagracia

Sin saber donde esconderme, me quedo sentada a la espera de que el verdadero Doctor Navarrete me atienda. No quiero decir que el ginecólogo que casi abre mis piernas para revisar mi supuesto resfriado sea un falso, al contrario, supongo que es un buen profesional, solo que esta vez no es lo que necesito. De igual forma, tengo a mi ginecóloga, y creo que, jamás abriría mis piernas para el, es mas, estoy cien por ciento segura de que así será. Además, hay que ver lo guapo que esta, y así, es imposible no sonrojarse, y se daría cuenta que lo encuentro atractivo, por lo tanto, paso de ser algún día su paciente.

Después de mucho esperar a que el verdadero doctor me atienda, por fin llega el momento en que me hace pasar a su consulta. El me saluda con un apretón de manos y me hace tomar asiento. Lo miro directo a los ojos, y sonrió al ver lo mucho que se parece al doctor falso. Antes de ponerme a hablar de mis "dolencias" me percato de que no haya ninguna camilla ginecológica, haciéndome suspirar aliviada.

<<¡Uy, familia de guapos!>>

-Siento la espera, pero tenia muchos pacientes, y su ficha me la entregaron a ultimo minuto- dice disculpándose por el atraso, y yo, solo pienso en que su hijo, el doctor falso, seguirá siendo muy guapo en unos cuantos años mas, porque este doctor, que es el verdadero, yo creo que debe tener unos cincuenta años, esta como quiere.

-Lo comprendo doctor verdadero, ósea, falso.... perdón, es usted el verdadero- digo confusa con tanto enredo que me he hecho yo misma. y maldigo que mi  mente me traicione, jugándome una mala pasada- Doctor Navarrete- logro decir, sin antes ponerme roja como un tomate.

-Y, ¿usted es falsa o verdadera?- pregunta riendo con diversión ante mi tragedia.

-Oh, yo soy verdadera, se lo puedo asegurar- aclaro, sabiendo que ya he hecho el ridículo- Es solo que, sucedió algo extraño. Su hijo, el doctor falso, que obvio no es falso, me atendió primero, pero yo necesitaba que fuera usted quien me atendiera... ¿comprende?

-Claro, hubo una confusion por nuestros apellidos.

-¡Exacto!- exclamo.

<<¿Pensara que su hijo me vio algo?>>

-No hay problema.

-¡Pero no me vio nada!- aclaro desesperada.

-Tranquila- sonríe- La secretaria me explico la situación.

<<Mmm, y ¿para que me hizo aclararle todo, si ya sabia? Claro para que yo hiciera el ridículo>> 

Me quedo muda por un instante, sin deseos de abrir la boca, pues he hecho el ridículo gratuitamente, pero de pronto, recuerdo en que he estado mucho tiempo aquí, y debo conseguir un papel medico para que León no me obligue a viajar con el.

-Altagracia, ¿verdad?- pregunta luego de mirar mi ficha.

-Así es...

-¿Cual es el motivo de su consulta?

-Vera doctor, yo...- digo pensando en todos los males que podría inventar para no asistir a la convención con León- Me duele la cabeza... ¡mucho!

-¿Es solo eso?

-No, también me duele el pecho... ¡mucho!- exclamo, para que quede precedente de mi mal estado de salud.

-¿Mucho?- cuestiona siguiendo el hilo de mi relato.

-Aja, mucho también- aseguro.

-De acuerdo, tome asiento en la camilla por favor- ordena, y como soy una especie de robot ante las ordenes, me levanto de un salto y hago lo que me pide, para que empiece con su revisión.

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