Capitulo 21

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Jose Luis

Con mucho cuidado de no despertar a Altagracia me levanto del sofá en donde nos hemos quedado dormidos, fijándome que son las siete de la mañana, lo que me lleva a llamar a mi asistente para que cancele unas citas que tenia programadas. Después de realizar mi llamada telefónica, vuelvo a la sala, donde Altagracia sigue dormida, y sin poder evitarlo me quedo contemplando su belleza, y la serenidad que tiene al dormir. Después de un tiempo, decido ir en busca del baño; subo por las escaleras, hasta que doy con una puerta, para mi mala suerte, es el cuarto que comparte con León. La cama esta estirada, pero no puedo dejar de imaginar que en esa cama duerme con el, recibe sus caricias y disfruta del cuerpo que deseo solo para mi. Sacudo la cabeza para moverme del lugar, hasta que encuentro el baño. Las cosas de Altagracia están separadas de las de León; hay toallas blancas y rosas, por lo que decido tomar una rosa después de hacer mis necesidades y lavar mi rostro.

Altagracia sigue dormida, pero se estremece, por lo que decido desenrollar la toalla que había puesto al rededor de mi cintura, y la arropo para que reciba el calor que perdió cuando me levante de su lado.

Me dirijo a la cocina para preparar el desayuno. Abro las gavetas en busca de lo necesario; preparo café para mi, y te para ella, y los pongo sobre una bandeja. En el refrigerador hay jamón y queso, también mermelada, pero desisto de esa opción, pues jamas me ha gustado.

Un grito en la sala me hace correr para ver que ha pasado, y me encuentro con Altagracia tirada sobre la alfombra sobándose un codo.

-¿Que ha pasado?- cuestiono preocupado mientras la ayudo a levantarse, sin embargo, ella esta mas preocupada en tapar su desnudez con la toalla.

Afirmo uno de sus brazos y la dejo sentada en el sofá, sin tener ni una pizca de pudor al verme parado frente a ella completamente desnudo, una situación que no comparte Altagracia, pues su mirada va hacia la pared, sin contar lo roja que se ha puesto, causándome gracia, pues la noche fue de lo mas excitante, recorriendo y acariciando cada rincón de nuestros cuerpos.

-Yo... yo solo me caí olvidando que no estaba en mi cama- dice casi sin pestañear, mientras sigo parado frente a ella, con el solo propósito de ponerla nerviosa.

-Pobrecilla... Pero, ¿estas bien?- cuestiono, para luego abrazarla, dejando su cabeza casi tocando mi pelvis.

-Si, si...- responde nerviosa, hasta que decido dejar de torturarla, pues recuerdo que estaba preparando el desayuno.

-Tengo hambre, tr...

-¡Lo siento!- exclama asustada, sin dejarme continuar, y como un resorte corre hacia la cocina devolviéndose a medio camino en busca de la toalla, al percatarse que va desnuda.

-Pero...

-Lo siento- se disculpa asustada- preparare el desayuno rápidamente, es que estaba tan cansada que...

-¡Hey tranquila!- exclamo sorprendido, obligandola a que se siente nuevamente, aunque esta vez, tomo mi bóxer y me lo pongo para que deje un poco los nervios de lado- Quiero que te quedes aquí.

Vuelvo a la sala con el desayuno, dejo la bandeja en una mesita, y me siento al lado de Altagracia, dándole un beso sobre los labios antes de continuar- ¿Te gustan las tostadas?

-Si.. si, me gustan gracias, gracias, eres...- dice dejando la frase inconclusa.

-¿Perfecto, maravilloso, adorable, lo máximo?- cuestiono de forma graciosa, no obstante, su rostro compungido me aclara que no le causa gracia.

-Si...- responde tragándose una lagrima- eres todo eso y mas.

-¿Que ha pasado?- cuestiono besando suavemente sus labios.

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