Capítulo 4:

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El celeste es el color para honrar a los muertos.

Una pequeña advertencia: casi al final del capítulo se encuentra uno de los métodos de tortura de The King , si no es de tu agrado deberías saltarse esa parte.
Sin más que decir, espero que disfrutes del capítulo.

♡♡

Alessandra Fiori:

—Felicity, calla ese trasto. —grité tapando mi rostro con la almohada haciendo que se escuchara como un gato estrangulado.

—¡Mierda! ¿Quién llama si son las... —mira el celular —Mierda, Lessy la alarma no sonó y vamos tarde.

Entonces me levanté de un salto, tropecé con las sábanas y caí de culo al suelo. Me reincorporé en un segundo y corrí al baño mientras Felicity le decía a Terry que ya estábamos bajando.

Cuatro días habían transcurrido desde nuestra salida a la feria y el viernes había llegado junto a nuestras calificaciones del examen intersemestral.
Frente al mural de noticias, la mayoría de nosotros nos comíamos las uñas, buscando nuestros nombres en la lista de aprobados. Si todo salía según lo previsto, esta noche saldríamos a celebrar con unas copas.

—Pasé —se escuchó decir a Felicity soltando todo el aire que contenía en sus pulmones.

Respiré más tranquila al ver mi nota. —Aunque no fue con las mejores calificaciones, yo también lo hice.

Luego de eso llamamos a Jander y el muy traidor ya nos esperaba junto a Terry en un karaoke un poco lejos de allí.

.........
Era imposible deducir cuál de los cuatro estaba más ebrio, cantamos y bebimos un montón como el grupo de amigos jóvenes que éramos. En Italia nunca hacía algo como esto, mis amigos eran demasiado estrictos o estirados, así como los estudiantes de un colegio católico para personas de altos recursos. Es por eso que haber encontrado personas como las que me rodeaban recientemente me llenaba de satisfacción.

Eran pasadas las nueve de la noche cuando Jander me pidió que lo acompañará a tomar aire fresco afuera, alegando que "si no salgo ahora, luego vomitaré hasta los intestinos".

Lo acompañé hasta la terraza del karaoke, él terminó recostado en una pared mientras yo quedé en frente, sentada en uno de los banquitos.

—Fue una buena noche —admití viendo como Jander cambiaba su posición y se acercaba hasta mi para sentarse de igual forma en el banquito.

—No me quejo, podía haber sido mejor —alegó sonriendo, dirigiendo su parda mirada a mis ojos.

—¿De que hablas? —reí —fué increíble.

—Tal vez si me hubiera ligado a alguien podría respaldar tu criterio —se encogió de hombros, tomando una de mis manos con las suyas.

—¿Qué me estás queriendo decir? —pregunté, mirándolo confundida al sentir su tacto.

Su respuesta llegó en forma de un beso casto, un leve roce de labios que sinceramente no esperé.

—¿En qué estás pensando? — regañé, alzando la voz y fue entonces cuando reaccionó.

—Yo, Lessy, lo siento.

—Y un comino, Jander Thómas. —me levanté de mi sitio en el banco como si me estuviese quemando el trasero y mi estúpida conciencia me susurró: corre perra, sal de aquí porque aunque esté buenísimo, es tu amigo y tal vez no hoy, ni mañana pero, se volverá incómodo para ambos. Yo, que no tenía todos mis sentidos activados, corrí en dirección opuesta al karaoke, sintiendo las hojas secas crujir debajo de mis tenis y la brisa hacer despeinarse mi cabello hasta detenerme justo en la entrada del bosque.

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora