Capítulo 15:

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Como pollo en olla.

Capítulo dedicado a Vicky, gracias por todo el apoyo mi reina.

Alexa Figueroa:

— Sueltame, maldita séa—exclamó alguien, una voz femenina que no podría decir a ciencia cierta de quién se trataba.

—Vamos, bonita, te presentaré a alguien muy especial— respondió Jayden con burla.

El lugar donde me encontraba, que bien podría ser un sótano insonorizado o la cabaña de algún bosque cercano, había estado en total calma y quietud durante unos pocos días, el único que me visitaba ocasionalmente era Evans, que se encargada de alimentarme con poco más que comida insípida o enlatada. La puerta de entrada crujió por un instante, pero mi cuerpo ni siquiera se inmutó a reaccionar, con la cabeza gacha, miré mis pies descalzos por un instante, luego hacia el techo, respirando con calma e intentando ignorar la escena que se desarrollaba a mi alrededor.
Todo me fue ajeno hasta que sentí una fuerte presión en mi mandíbula, el abrupto agarre de una mano que me hizo ser partícipe de la escena.
Jayden me miraba desde arriba, los mechones de su cabello platino caían en su rostro y estorbaban parte de su mirada, quizá por eso se me hizo menos atemorizante, portaba una polera arrugada color azul índigo, fue todo lo que mi subconsciente me permitió fijarme de su ropa, llevaba en una de sus manos una soga y, en el borde de la misma, una chica amarrada con algún tipo de bondage especialmente utilizado en escenas sadomasoquistas.

— Hola, Lessy— sonrió y tiró un poco de la soga que sostenía su mano derecha— te he traído una amiga temporal, espero que se lleven muy bien.

El tirón provocó en la chica un pequeño aullido de dolor por la posición en la que se encontraban sus brazos.
Mi mirada está vez viajó a lo largo de la soga y me fijé en ella, cabellera cobriza abundante, ojos miel, rostro pecoso y figura ligeramente esbelta. Sólo tenía unas bragas cubriendo su zona más íntima y sus pechos al descubierto rodeadas por el bondage impuesto.

— Como verás, es una maleducada, pero nada que un bonito bisturí no pueda arreglar.

—No, no por favor, te prometo que no gritaré otra vez, te prometo que no diré nada más. Solo, por favor, te lo suplico, déjame ir.

Jayden dejó de mirarme por un momento, su cuerpo se separó de mi y se agachó frente a la chica.

—Bien, dejemos que Lessy haga de jurado, pero no sería un buen juicio si no dijera las razones por las que estás aquí. ¿No lo crees así, Anna?

La tal Anna lo miró atemorizada pero asintió en mi dirección: —Sí, sí, está bien, como tú digas, lo acepto.

—Bueno, miembro del jurado Alexa Figueroa, la señorita aquí presente y yo nos conocimos hace unas semanas cuando estaba a punto de suicidarse lanzándose de un puente. ¿No es eso cierto? —esta vez se dirigió a la chica alzando una ceja.

—Sí, eso que él dice es cierto— contestó de forma dócil la de cabello cobrizo.

—¿Puedes contarle a tu nueva amiga Lessy quien salvó tu vida?

—Tú lo hiciste.

—Dile a Alexa—amenazó tirando del amarre.

—Él lo hizo Lessy, él me salvó— gritó arrugado el ceño mientras una lágrima se escurría por su pecosa mejilla.

—Entonces—continuó Jayden— si yo la salvé, su vida me pertenece ¿No es así, Lessy?

Miraba a ambos como si de un partido de voleibol se tratase, intentando lo menos posible de alertar los nervios del chico frente a nosotras.

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora