Capítulo 25:

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Si temes morir, mejor no hubieses nacido.

Alexa Figueroa:

— Bambi, lamento ser yo quien deba darte esta noticia ,  pero los Clifton, los Anderson y Jander, ninguno de nosotros, los que conoces como los Insanity, juramos protegerte de nada. Desde el minuto cero que accediste ayudar a Jayden, firmaste un contrato con cláusulas a ciegas e inevitablemente con él tu pena de muerte.

— No...no lo entiendo — comenté con la respiración entrecortada, prestando toda mi atención a las palabras que salían de aquellos labios rosáceos, provocando con cada letra un pequeño dolor en mi pecho.
Quizás dolor no era la palabra exacta para definir lo que sentía, sino más bien traición, la traición de aquel beso clavado como daga, aquellas palabras no pronunciadas que  podían hacerme saber que nunca estuve o estaría a salvo mientras Jayden Clifton merodeara en este mundo.

— Jayden es el ser más vil y despreciable que tendrás el honor de conocer— aseguró sentándose junto a mí nuevamente — solo conoce el concepto de protección cuando se trata de los que cargan su mismo apellido, pero, como podrás observar, ni siquiera eso nos salvó de la vida que estamos llevando.

— ¿Por qué me estás diciendo esto hasta ahora? — intenté entender poniéndome en pie, alzando la voz en el acto. — ¿Por qué no me advertiste que no estaba a salvo?

— Porque ni aún advirtiéndote lo estás, vas a morir, es inevitable . Te usó como peón que desecharía más tarde. Necesitó deshacerse de un pez más gordo , ahora sabes su secreto, por consiguiente, el siguiente pez en su cadena alimenticia eres tú.

Miré con desconcierto al chico frente a mí, reparando esta vez en la cicatriz que adornaba su pelvis. Una mezcla de emociones se hizo presente en mí :  furia, indignación, impotencia, resentimiento, fucionándose en mi pecho para dar paso a una ira incontrolable.
Me sentía usada, engañada y ultrajada, me hervía la sangre y me latía desbocado el corazón.
Tenía ganas de gritarle, de hacerle saber cada pensamiento iracundo que pasaba por mi desorbitada mente. Quería en lo más profundo de mi ser relajar la tensión muscular que sentía estampándole la mesa de la sala de estar en su rostro cansado.
No grité, no me estremecí, simplemente comencé a caminar hacia la salida, agotada, pensando en una y mil maneras de escapar de la situación en la que me había metido. Sintiéndome engañada como niña pequeña, intenté abrir la puerta de entrada en una tentativa de escapar de la realidad que me absorbía, cuando sentí una mano de agarre firme intentar detenerme.

— Aún no he terminado de explicarte. — tragó en seco, como si temiera que el mínimo movimiento me hiciese estallar.

— Creo que has dicho lo suficiente y ahora mismo mi prioridad no es escuchar la estúpida historia que tienes para contarme, sino proteger mi propio pellejo. — comenté intentando verme serena cuando la realidad era muy distinta.

— Bambi, no estoy aquí para burlarme de tu futuro, te estoy contando esto para salvar a Hans, para salvarnos — corrigió.

— No quieres salvarme, si así fuera me habrías advertido y ahora estuviese en Italia lejos de todo esto.

— Estoy intentando salvar nuestros traseros, entiende que si te lo decía antes también estaría tan jodido como tú. — refutó, acentuando su agarre en mí, dejando su aliento en aquellas palabras. — déjalo así y permíteme salvarte.

— Eres un jodido cristal, Evans Clifton, te rompes y quieres lastimar a todo el que quiera recoger tus pedazos. — grité, haciendo arder mi garganta y sintiendo mi vista nublarse de a poco. — No puedo simplemente dejarlo así porque mi maldita vida está en juego.

— Bambi, no quiero que recojas mis trozos,  a veces no quiero romperme , pero es inevitable. — lo vi llorar por primera vez. El narcisista de Evans se rendía ante mí con lágrimas en sus ojos y simplemente no movía mi corazón como para perdonarlo, a ninguno de ellos. — No te estoy pidiendo nada fuera de este mundo — respingó la naríz y sorbió los mocos mientras limpiaba sus lágrimas con su mano libre — Solo te pido que por el bien de todos nosotros estés junto a mí y seas la pieza que dé Jaque mate al autoproclamado Rey de las Piezas Negras.

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora