Capítulo 6:

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La curiosidad mató al pollo flaco.

Alessandra Fiori:

Y ahí estaba yo señoras y señores, Alessandra Fiori, Alias "la persona más tonta del Siders" ¿Qué digo del Siders? En este momento me sentía la persona más estúpida que ha habitado el planeta Tierra , además de los terraplanistas. Esta chica de cabello castaño y patas de pollo era la única capaz de seguir una camioneta hasta el bosque.

Este pequeño pueblo era rodeado por bosques, vegetación, animales salvajes y plagas. Cada gran institución de los alrededores tenían parte de este inmenso bosque en su parte trasera, así que para llegar hasta donde Hans se detuvo, solo tuve que caminar un par de cuadras.

Observé con curiosidad la camioneta blanca, aparcada a un lado de la carretera y luego de pensarlo unos minutos decidí adentrarme entre los árboles y arbustos que componían el lugar.

¿Qué podría perder? ¿Qué me podría pasar?
Que me encontrara con el Rey de la Locura y que me asesinara, o que Hans decida tirarme por algún acantilado que hay cerca. No, quizás él era un hombre lobo y me comerá por entrometida.
Está bien, ya me concentro. Aunque eso de que me coma no suena nada mal para mi.

El caso es que, en mi tonto andar por los senderos de tierra, escuché un sollozo.

—¿Por qué? —sollozó —¿Por qué después de dos años viene a atormentarnos? Le enterramos, no tiene por qué volver. La vida estaba siendo buena.

—Ya cálmate Hans. —dijo una voz que no pude identificar —Llorar no solucionará nada.

—Lo dices porque no eres tú el que está jodido hasta las trancas. —se escuchó gritar a una tercera voz —Tienes la maldita vida resuelta, no sospecharán de ti, ni siquiera saben que estás vivo.

—Qué consideren que estoy muerto no es tenener la vida resuelta.

—Voy a hablar, voy a entregarme. —soltó Hans de pronto. Se escucharon unos pasos hacia mi pero se detuvo tras escuchar a su interlocutor.

Me escondí entre unos arbustos para observar mejor la escena, frente a mi estaba un asustado pero decidido Hans y dándome la espalda dos personas que no reconocí.

—No cometas una locura. —se dirigió una de las siluetas al castaño— ¿No ves que es un niño?— gritó está vez dirigiéndose a la figura más alta —Acabarás con su vida, no lo merece.

Él más alto de los tres rió. Su risa erizó los bellos de mi piel. Sonó tan gélida y macabra que sentí miedo de ella.

—Su vida ya está acabada hace mucho—se encogió de hombros.

—Eres un hijo de perra sin corazón.

—No es mi problema lo que les pase— volvió a reír— No los obligué a nada.

—Se lo debíamos y tu mejor que nadie sabes eso. —reprochó Hans cabreado.

—Exactamente, ahora aténganse a las consecuencias y dejen de llorar como dos niños asustados.

Dicho esto me adelanté a salir tratando de hacer el menor ruido posible al ver sus intenciones de marcharse.

Logré salir de allí ilesa físicamente pero con el cerebro a punto de estallar. En este instante mis pensamiento no encajaban con lo que pensaba de Hans. Con más preguntas que respuestas puse mis pies en el asfalto y suspiré aliviada. Podría tener mil dudas pero lo más importante en este momento era la siguiente interrogante:

¿Quien era Hans Clifton realmente?

Al día siguiente...

El Rey de la Locura:

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora