Capítulo 9:

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Sí la vida te da la espalda lo mejor que puedes hacer es tocarle las nalgas.

Narrador omnipresente:

No hay peor enemigo que un animal siendo acorralado. Cuando una animal se siente acorralado o percibe que su espacio vital está siendo reducido al mínimo, sacará uñas y dientes para intentar defenderse. Atacará a su agresor o preferirá abandonar su vida por sus propios medios.

En este preciso momento, era de está manera que se sentía Evans Clifton en su apartamento. Acorralado, perdido y asfixiado. Su departamento, que antes estaba limpio y ordenado como siempre lo había mantenido Hans, ahora era un desastre, muebles rotos, cuadros hechos nada; había descargado su ira con las cosas de su hogar y no con quien realmente debería.

Una risa gélida y escalofriante acompañaba su respiración. Se sentía, a su parecer, como la viva expresión del chantaje.

—Quieres parar de una puta vez esa maldita risa.  —gritó mientras tiraba todo de encima de la mesita de sala.

—No, me hace mucha gracia tu comportamiento justo ahora. —hizo saber la otra persona que estaba sentada en el sofá con despreocupación. Como si lo que sucedía le importara perfectamente lo mismo que una hectárea de mandarina.

—Hans está metido en ese lugar por tu culpa.

—Permíteme corregirte, está allí por nuestra culpa. —puntualizó —de los tres.

—Yo no tengo nada que ver, no me metan en sus cosas. —se escuchó decir a una tercera voz llegando desde la cocina.

—¡Oh claro que no! —agregó Evans con sarcasmo —a todas estas. Quieres acabar de explicarme que mierda hacías en mi departamento cuando claramente te expliqué que no deberías relacionarte con nosotros. ¡Joder Jander que Lessy te vió allí!

—Sabes perfectamente que Alessandra no representa ningún tipo de amenaza para nosotros.

—Objeción su señoría —levantó la mano divertido el chico en el sofá —aquí todos representan una amenaza para nosotros.

—Cállate de una vez. Nadie pidió tu opinión. —ordenó Evans.

Jander miró a ambos y se sentó en el sofá frente a ellos: —Esto es una mierda, eso es más que cierto, pero que más da, es mejor que sea uno de nosotros a que seamos los cuatro los que estemos entre rejas.

—Y eso lo dices porque no es Valeria quien está metida ahí dentro. —Objetó Clifton y se sentó en el sofá escondiendo su rostro entre sus manos— Entiende de una vez que es mi hermano menor el que está pagando por algo que no hizo.

—Hans es un llorón, estás armando drama porque se te viene en gana. Ya saldrá de ahí en unos meses así que no te preocupes. —el tercer chico tocó su hombro y salió de allí sonriendo.

Pero Evans no podría dejar las cosas así. No permitiría que su hermanito menor estuviera en ese espantoso lugar solo por una estúpida sospecha. Quizás podía hacer algo -pensó- pagar la fianza que conlleva o buscar algún testigo que respaldara sus coartadas. No sabía lo que necesitaba realmente pero lo que estaba seguro que necesitaba era ayuda, si Jander no lo ayudaba y ese otro estúpido no movería un dedo, entonces no le quedaba más remedio que recurrir a la única persona que estaba tan loca como para seguir sus estupideces. Quizás fue por eso que ahora estaba frente a la puerta del dormitorio de Alessandra y Felicity como una maceta cuya planta no había sido regada hacía ya un mes.

—¿Y qué mierda pretendes que haga Clifton? —alzó una ceja confundida —No soy agente del FBI ni una cosa parecida como para sacar a Hans de ahí.

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora