Cambiar peras por manzanas.
Alexa Figueroa:
Regresaba junto a Evans por el mismo camino que habíamos tomado para llegar hasta aquí. Volvía sobre mis pasos prestando, esta vez, mayor atención al lugar que nos acogía: había entre las edificaciones y luces, una gran cafetería que contrastaba con la pequeña escena urbana, algunas decoraciones acogedoras con plantas ornamentales, dando un peculiar destello latino, rodeaban el establecimiento. Unos metros adelante estaba la entrada a la sala Ganma, que era donde nos quedábamos a dormir las noches venideras.
Contemplaba los alrededores intentando generar un plan en mi cabeza que permitiera deshacerme de estas personas sin tener la necesidad de recurrir a la sangre, en vista de que no tenía una sola persona en quien confiar en este estado, me tocaría elaborar un plan para escurrirme de las manos de Jayden y regresar a Italia con mi familia. Probablemente el FBI me despediría por abandonar la misión, pero mi prioridad realmente era regresar con vida hasta donde los Figueroa.—¿Tu mente por fin se dió cuenta , que un ser humano promedio tiene la capacidad de formular un pensamiento y estás pensando por primera vez?— lo escuché decir al compás de los pasos que repicoteaban en el asfalto.
—Tienes el humor tan roto como mi columna.
—Creí que lo tenía tan plano como tu trasero.
—No estoy plana.— comenté indignada. —Estoy bastante promedio.
—Plana como un gráfico de barras. —rió.
— ¿Qué cojones pasa contigo? —bufé esta vez, deteniéndome frente a la entrada del edificio divisando a lo lejos una figura acercarse hasta nosotros. — Hace un momento querías besarme y ahora te burlas de mi físico.
—Escúchame, Alexa.— sabía que la conversación adquiría un tono serio cuando el juguetón Evans decía mi nombre en lugar del apodo tonto que me había asignado— Al igual que yo, encontrarás personas que se burlen de tu físico, que creerán que eres tan plana como una tabla de planchar o como un medio mamífero carente de glándulas mamarias— rió al ver mi evidente enojo— pero, eres preciosa, tal y como estás, y por mucho que me mofe de tu cuerpo, en el fondo...quiero metertela hasta el fondo.
Me quedé con la boca abierta, en mi lugar, procesando la información, sin saber cómo sentirme realmente, aunque no me dió tiempo de contestar aquellas palabras repletas de amor puro y sincero-nótese el sarcasmo- cuando vi a Evans reír abiertamente.
—¿Qué esperabas? ¿Qué te dijera que eres hermosa y que te amo?— negó con la cabeza— me conoces, no soy de esos.
—Sabía que era imposible que dijeras algo bonito sobre mí— rodé los ojos y le di un leve golpe en el hombro.
—Soy capaz, pero no lo haré — se encogió de hombros— me largo y te dejo sola en el solitario bosque— se despidió con una mano — Espero que alguien te secuestre y se deshaga de tí, lanzándote del precipicio más cercano para que me ahorre el trabajo — se detuvo un segundo y dirigió su mirada hacia mí. — Quizás no esté muy lejos, Hans lleva esperando un rato en la entrada para poder hablarte.
—¿Hans, por qué querría hablar conmigo?
—Eso debes preguntárselo a él.
Vi a uno de los Clifton alejarse, desapareciendo entre la oscuridad de la noche, y el siguiente apareció ante mis ojos con pijama verde de hospital.
—¿Ahora eres doctor?
—Soy ayudante aquí los sábados.
—Eso no me interesa realmente ¿De qué querías hablarme?
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El Rey de la Locura [Insanity #1]
Misterio / Suspenso-Un pueblo. -Chicas desaparecidas. -Una serie de asesinatos sin resolver. -¿Quién será el chico que se dió a conocer ante Winersfield como "El Rey de la Locura"? - El chico que firma con la sangre de sus víctimas en el lugar del crimen con la frase:...