Capítulo 21:

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Unidad Celestial de San Pedro.

Agente Kurt:

La tarde caía sobre los habitantes de Postland y con ella las ganas de existir de Alex, quien miraba con desánimo su taquilla,  pensando más de una vez si era necesario colocarse su uniforme. Como cualquier tarde de domingo, las familias se reunían como era habitual en sus respectivos hogares antes de que comenzara el toque de queda establecido por la comisaría de Winersfield. La estación número 6 de la radio, que transmitía en vivo las noticias correspondientes a los últimos cinco días, hablaba animadamente de la desaparición momentánea del asesino de nuestro pueblo.
El pueblo que había presenciado mi nacimiento hasta los primeros años de vida, y el que nuevamente me acogió luego de terminar la academia militar, se veía atemorizado, día tras día por un niño que se las dió por jugar al asesino.
Abrochaba a su máxima capacidad el chaleco antibalas que me quedaba un tanto holgado, a pesar de ser extremadamente alto, mi tamaño no compensaba mi musculatura. Estos días no había tenido el tiempo suficiente para mí, no había sido capaz de tener una cena decente más que una hamburguesa a medio comer y muchas tazas de café, probablemente tendría una horrible gastritis muy pronto, pero no podía hacer más que concentrarme en atrapar y ejecutar con mis propias manos a ese mal nacido, para mí, ya no era cuestión de heroísmo o política, para ser bastante sincero, me tocaba los cojones en demasía el hecho de que el muy hijo de puta había sido capaz de reírse en mis narices de mi capacidad como detective, me hería el ego saber que fue capaz de ir a mi casa, tocar mis cosas, vigilar a mi familia y usarlos como rehenes contra mí, y yo no había sido lo suficientemente competente como para tener algo más que un cabello de alguien que probablemente había fallecido hacía ya mucho tiempo.

Admitía que era un oponente digno de admirar, que moviera sus piezas para llevarse algunas insignificantes de las mías era probablemente lo que más mérito le acreditaba. Aunque eso no negaba el hecho de que había eliminado de mi tablero a mi reina, el rey se había llevado con sus propios movimientos a mi chica, y todos sabemos que un jugador lleva la batalla perdida cuando pierde esa pieza tan esencial. Era el sentimiento de pérdida uno de los más insoportables para los seres humanos, saber que tal vez pusiste todo tu empeño en tener algo o a alguien y de igual manera se te fue arrebatado como se le quita un dulce a un niño.
Era quizás mi mayor pérdida ver a la persona que más amo, bajo tierra, en espera de que la deborasen los gusanos.
Lilián Analía Bekh fue puesta y arrebatada de mi vida como un ligero destello fugaz de una estrella. Tan pronto como llegó y movió un pequeño dedo en la investigación que llevaba a cuesta su tío, el rey la desplazó como un peón que sacrificaría sin ningún problema si no se hubiese tratado de ella.
Recuerdo la vez que le pedí que fuera mi novia, fui rechazado, eventualmente, pero no perdería la esperanza de tenerla para mí. Fue entonces cuando la vi revisando los archivos de su tío, no encontró nada de total relevancia, o eso creíamos todos hasta que fue asesinada, con el mismo modus operandi que las veces anteriores, solo que esta vez llegó con una nota incluída que advertía que lo mismo le sucedería a aquellos que osaran buscarle.
Fue así como decidí tomar el caso en mis manos y eliminar un peso tan grande de los hombros de aquel agente ya desgastado por los años.

-Agente Kurt, una de las agentes del FBI del caso solicita verlo con urgencia.- escuché decir a alguien al otro lado de la puerta mientras terminaba de colocar mis botas de combate.

-Melany puede pasar- aseguré tomando mi placa.

En pocos minutos partiríamos a Tempest con el objetivo de atrapar a ese tal Jayden Clifton, principal y único sospechoso del caso.

La puerta rechistó en un sonido sordo, unos pasos un tanto apresurados fue lo próximo en hacer eco en el lugar y sin darme vuelta comencé a hablar.

—Melany, llegas tarde, estamos a unos minutos de salir rumbo a Tempest para apresar a Jayden, tu hermano salió hace unos...— mis palabras quedaron prendiendo de un hilo, cual persona que veía un fantasma y era, precisamente, lo que divisaban mis ojos.
Con pies descalsos, ropa sucia y pelo enmarañado, delante de mí, los ojos de Alexa, con bolsas oscuras adornando su delicada test, me regresaban la mirada desesperada.

El Rey de la Locura [Insanity #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora