Aroma

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Algo con lo que tuvo que aprender a convivir Terry fue tener que soportar el aroma que habitaba toda la casa, suponía que era normal teniendo en cuenta que la mayoría de personas que vivían allí eran alfas.

Solo habia dos betas, Alfred y Tim. Fuera de Dick era el único Omega del lugar y teniendo en cuenta de que solo de vez en cuando iba, lo era.

Damián había salido del país un tiempo atrás, se enteró de que era un alfa, nada raro teniendo en cuenta de que su madre se aseguró de que fuera tal cuál ella quería cuando lo hizo.

No esperaba verlo de regreso y mucho menos de que alterará tanto a su omega apenas verlo.

Iba regresando de la escuela, percibió un aroma distinto en el ambiente, imaginó que quizá uno de los chicos había llevado a algún amigo o algo parecido, pero estaba equivocado.

Al entrar a la biblioteca sintió de golpe el aroma que había detectado antes, dejándolo parado en la entrada viendo fijamente al causante de su sorpresa.

Y allí estaba, sentado en un sofá con un libro entre las mano, había crecido bastante, eso era claro con tan solo darle una rápida mirada. Ya no quedaba nada del niño pequeño y delgado que recordaba, ahora era un muchacho alto y con bastante músculo sin mencionar lo guapo que era. ¿Siempre fue así?

– ¿Ves algo que te interesa McGinnis?- cuestionó el chico alzando la mirada para poder verlo.

– Volviste... Creí que te quedarías lejos.- se aclara la garganta entrando al lugar por completo para buscar el libro que le interesaba.

– Me aburrí de estar allá, todo siempre era tan igual aunque me mandarán a misiones.- alza los hombros notando que quería alcanzar un libro que estaba en lo alto de la estantería.

– Bruce te extrañaba, también Dick, incluso Jason aunque no lo admita.- menciona soltando un suspiro, estaba por dar la vuelta para ir por la escalera que ocupaban para alcanzar los libros de más arriba cuando sintió el calor de un cuerpo detrás suyo.

No necesitaba voltear para saber de quién se trataba, era la única persona además de él en esa habitación. Pudo sentir perfectamente el olor del más alto casi ahogandolo por lo intenso que era.

Volteó para poder verlo sintiendo a su omega removerse ansioso en su interior, quería tocarlo, necesitaba tocarlo y que él lo tocará.

Sin darse cuenta un calor intenso comenzó a surgir desde su vientre expandiéndose por su cuerpo.

– ¿McGinnis?- había bajado el libro que el más bajo había quería alcanzar, pero este parecía congelado en su lugar, fue entonces que lo sintió.

El aroma dulce del omega saliendo más intenso que hace unos momentos.

Nunca se había dejado llevar por algo tan banal como el instinto de su alfa, pero esta vez no lo pudo resistir.

Dejó caer el libro sobresaltando al más bajo haciendo que se pegará más a su cuerpo.

– Terry...- susurra llevando ambas manos a su cuerpo tocándole con delicadeza, como temiendo asustarlo.

Terry por el contrario solo logró soltar un leve jadeo antes de pasear las manos por su torso hasta llegar a sus hombros y rodear su cuello.

No era la posición más cómoda, Terry tenía que estar de puntitas y Damián tenía que inclinarse ligeramente hacia delante por lo que decidió que era mejor levantar al ojiazul provocando que este enredara sus piernas al rededor de su cadera.

– Dami~- jadea escondiendo el rostro contra su cuello, estaba encantado con su aroma. ¿Acaso era culpa de su celo? Sabía que estaba cerca, pero jamás le había sucedido algo así y Damián tampoco parecía muy consiente.

Estaban a punto de besarse cuando la puerta se abrió de una manera muy abrupta dejando ver a la cabeza de la familia junto a Alfred, Jason y Dick, todos parecían alterados y preocupados.

Antes de darse cuenta Dick ya estaba abrazando a Terry mientras lo llevaba a su habitación siendo acompañado por el beta.

Bruce y Jason tuvieron que quedarse con Damián hasta que logró calmarse, no fue nada fácil pues él quería ir a buscar al omega, no lo entendía y no quería intenderlo.

Esa misma noche cuando todos estaban más calmados fue que les explicaron que es lo que había sucedido, al parecer tanto el alfa como el omega de cada uno había reaccionado por el otro.

Era sumamente extraño que eso sucediera, pocas personas lograban encontrar a alguien así, era como un alma gemela, ellos estaban destinados, por eso habían reaccionado de esa forma.

Ahora solo tendrían que aprender a controlarse cuando estuvieran con el otro y no debía de haber problema.

Ellos no sabían muy bien cómo actuar al rededor del otro, pero poco a poco fueron aprendiendo a convivir sin hacerlo tan incómodo, no podían negar que se gustaban.

Cuando menos se dieron cuenta Terry usaba las playeras y chamarras de Damián cada tanto tiempo, por otro lado el ojiverde usaba sus bufandas cuando hacía frío o cuando quería tenerlo cerca y no se podía.

Se habían acostumbrado tanto a sus aromas que ahora les era difícil estar en el día sin tenerlo cerca.

Omegacember DamiterryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora