Omegacember Damiterry

Ojos de cachorro

Todos estaban de acuerdo en algo, Damian había pasado mucho tiempo con Grayson cuando llego por primera vez con ellos.

Y quizás no era algo exactamente malo, porque siendo sinceros Dick es la mejor influencia que pudo tener en esa casa, además de Alfred, claro. La cosa es que tomo algunas mañas del omega y una de esas mañas era poner ojitos de cachorro abandonado, algo demasiado bajo y que todos odiaban porque no podían decir que no cuando dejaba su cara seria para poner esos malditos ojos.

Solo había dos personas que jamás habían caído en ese truco tan barato, la primera, Alfred, conocía tan bien a sus chicos que la sola idea de dejarse influenciar seria absurda. La segunda persona, Terry, el omega jamás había caído, le parecía tierno y divertido, pero jamás para acceder a nada que le estuviera pidiendo.

Y sí que era gracioso porque la mayoría de veces ni siquiera era consciente de que lo estaba haciendo, solo lo hacía y cuando le decían lo que estaba haciendo se ponía serio al instante y casi podía verse el ligero sonrojo en la punta de sus orejas, si su madre le llegaba a ver de esa forma era seguro que le cortaría el cuello o tal vez algo peor, prefería no pensar en eso.

-Terry...- canturreo el nombre del omega dejándose caer a su lado.

El ojiazul no tuvo que voltear a verlo para saber que tenía ojos de cachorro en ese instante.

-No sé qué sea, pero no. - dice sonriendo alzando por fin la vista del libro que tenía entre las manos

-No sabes ni que es lo que te voy a decir. -se queja quitándole el libro para saber si sería un crimen interrumpirlo, alzando los hombros dejándolo a un lado y sonriéndole a su novio. - Abrieron el viejo auto cinema, podríamos ir.

- ¿Solo nosotros o también con tus hermanos? - levanta una ceja viendo al alfa.

-Solo nosotros, es una cita y no necesito niñeras. - bufa colocando una mano en el muslo del omega.

-Me gusta la idea, vamos. - sonríe besando a su novio para después levantarse del sofá tomándolo de la mano.

La verdad es que Damian no necesitaba hacerle ojitos a Terry, este le diría que si siempre, a menos que fuera una idea terrible, pero ya no tenía tantas de esas.