Día 6.- Ofrenda: Regalo navideño de corazón

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Día 6.- Ofrenda: Regalo navideño de corazón


—¡MAMÁAAAAAA!

Yasuko, que estaba tocando una agradable melodía navideña en el piano, hizo un estruendoso sonido con las teclas y casi se cae del taburete al escuchar el grito de su hija

—¡¿Qué sucede Asami?! ¡¿Estás bien?! -preguntó la madre, angustiada, cuando su hija entró a la estancia.

La joven Asami de 12 años ingresó corriendo, bamboleando aún su mochila en la espalda pues en su afán de encontrar a su madre se había olvidado dejarla en el pasillo al volver de la escuela.

—¡Mamá, es urgente! ¡De vida o muerte! ¡Necesito que me enseñes a tejer!

La madre omega enarcó una ceja, sin comprender que bicho le había picado a su hija. Consideró regañarla por el mini infarto que le había producido, pero más podía su curiosidad de comprender la situación.

—Veamos... tú, Asami Sato, la alfa que a futuro será inventora e ingeniera y que hace solo un par de días me dijo que tejer era una pérdida de tiempo porque era más productivo enfocar los esfuerzos en elaborar una maquinaria que automatice el proceso de elaboración de prendas de vestir... ¿Quieres que te enseñe a tejer?

Las mejillas de la joven alfa preadolescente se tornaron de un color rosa, como si aún estuviera en la nieve del patio de la escuela y no en la sala de su casa con agradable calefacción. Pese a la vergüenza la niña asintió. Tras una mirada analítica de la joven madre que parecía leer el alma y puso nerviosa a la cachorra, finalmente la omega ojiverde se encogió de hombros.

—Muy bien ¿Qué quieres tejer, cariño?

Una pequeña sonrisa se formó en los labios pintados con tenue labial de brillitos sabor fresa al saber que su madre había accedido y agradeció mentalmente a que al menos por ahora no le había hecho mayores preguntas.

En la hora de recreo, como de costumbre, había estado comiendo y conversando con Korra, la enérgica, bonita y castaña omega de ojos azul cielo que desde hace dos años era su mejor amiga.

Cuando fueron a los columpios a pasar el rato, la omega le había comentado que, durante las dos semanas de vacaciones navideñas, su familia y ella irían a la Tribu Agua del Sur a Visitar a sus abuelos Katara y Aang; porque como su tía Kya finalmente se había mudado también a Ciudad República, los ancianos pasarían solos las fiestas y a Senna se le rompía el corazón dejar a sus padres sin más compañía en esta época.

Korra no estaba muy contenta, su tierno puchero y mejillas infladas eran una muestra de ello. No era porque no quisiera ver a sus abuelos... ¡Los amaba! Los llamaba incluso una o dos veces cada semana. El problema es que ya había quedado con la joven alfa ojiverde en pasar prácticamente todos los de vacaciones juntas, viendo televisión, leyendo, jugando videojuegos, haciendo hombres de nieve e iglúes, jugando con Naga, practicando artes marciales y un sinfín de actividades que formaban parte de una muy larga lista que habían pasado días ideando mientras esperaban a que llegase la ansiada fecha.

Gracias a Raava que sus casas quedaban a tan solo una cuadra de distancia y que ambas familias se habían hecho amigas y se llevaban tan bien que incluso el Día de Acción de Gracias la habían pasado juntos, en una agradable y cálida reunión en la Isla del Templo Aire, con el resto de la familia de Senna: Su hermano el Comandante Bumi, que estaba de Vacaciones de su trabajo en las Fuerzas Unidas, su hermano Tenzin, maestro de yoga y artes marciales además de dueño del lugar, con Pema, su amable esposa embarazada y su pequeña pero adorable hija Jinora, y por últimas pero no menos importantes, la recién llegada Doctora Kya y su prometida la Jefa de Policía Lin Beifong.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora