Día 19.- Colmillos: Inocencia malinterpretada

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Día 19.- Colmillos: Inocencia malinterpretada


—Muy bien, Naga ya está alimentada así que no tienes que preocuparte por eso, además tienes mi número y te dejamos algo de dinero para la cena. Cualquier inconveniente no dudes en llamarnos, Kya.

—Tranquila tía Senna, como siempre todo estará bien.

—Oh y Kya, por favor cuida que no coman muchos dulces. La otra vez Asami se despertó en el camino de vuelta a casa y no concilió el sueño hasta muy entrada la madrugada ¡Parecía un frijolito saltarín!

—No se preocupe señora Yasuko, me ocuparé de que las niñas no abusen del azúcar esta noche- indicó la adolescente, con una pequeña risita.

—Perfecto, nosotros estaremos de vuelta alrededor de la media noche ¿Correcto Hiroshi?

—Exacto viejo amigo, entre la cena y la obra de teatro de seguro volveremos a esa hora.

—Perfecto. Igual las acostaré a su hora normal, por lo que cuando ustedes vuelvan las cachorras estarán dormidas.

—Muchas gracias Kya, eres un ángel.

Los adultos comenzaron a despedirse de la sonriente adolescente y salieron rumbo a sus vehículos para disfrutar de su acostumbrada noche libre sabatina. Cuando Kya terminó de despedirlos en el marco de la puerta, finalmente la cerró y sonrió. La chica tomó su Satophone y realizó dos importantes llamadas. Cuando finalizó vio la hora en su pantalla de bloqueo y calculó que las dos personas que esperaba estarían en unos 20 minutos, por lo que comenzó a alistar las cosas para la cena.

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—¡Chicaaaas, la pizza ya llegó!

—¡Bumi's Pizza! ¡Bumi's Pizza! ¡Bumi's Pizza!

Un par de niñas bajaron corriendo las escaleras mientras gritaban al unísono el nombre de su pizzería favorita. Finalmente, la persona de su primera parada había llegado trayendo consigo el pedido de cena requerido.

—¡No corran en las escaleras! -advirtió la adolescente, pero las niñas habían venido con tanto ánimo que ya estaban sentadas, una al lado de la otra con sus caritas sonrientes.

Kya sonrió ante las tiernas expresiones ansiosas y colocó la caja de pizza extra grande en medio de la mesa. Menos mal había acomodado los platos y bebidas a tiempo porque estaba segura de que si se iba, aquellos tiburones de caritas dulces se comerían hasta la caja de cartón.

—¿De qué la pediste, tía Kya? -preguntó una morenita ojiazul.

—¿Es nuestra favorita? -completó una pequeña blanquita ojiverde.
— Efectivamente amiguitas -la omega comenzó a abrir la caja, revelando la comida y tratando de contener la risa ante las expresiones embelesadas y bocas babeantes de las niñas. Comenzó a servir dos pedazos en los platos de las niñas mientras hablaba. - Una pizza extra grande especial de mi hermano Bumi, con queso extra, jamón, pepperoni y champiñones; sin cebollas por Sami-Sami y sin aceitunas por Kor-Kor... ¡Buen provecho!

—¡Gracias por la comida!

—¡Se ve delicioso, gracias!

Las niñas comenzaron a devorar la pizza e incluso al comer se notaban sus personalidades. Asami, mayor por medio año, era una educada cachorra omega que comía bocados pequeños y usaba adecuadamente los cubiertos y las servilletas.

Korra, por su lado, era todo lo contrario. La cachorra de alfa parecía un pequeño animal salvaje devorando a su presa y tenía pasta de tomate embarrada por toda la cara e incluso un champiñón había llegado a la coronilla de su cabeza.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora