Día 23.- Ojos de cachorro: Comida... ¿Sana?

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Día 23.- Ojos de cachorro: Comida... ¿Sana?


—¡Korra Sato! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!

—Haciéndole caso a la doctora, cariño. -respondió la castaña, con alegre inocencia.

—Oh, eso es interesante... yo no recuerdo que la Doctora Jargala te haya dicho que comas chocolate... pero sí recuerdo que te aconsejó comer de manera saludable.

—Es una cuestión de interpretación- descartó con un ademán- permíteme y te explico Sami.

—Muy bien, estoy escuchando.

La enojada alfa se cruzó de brazos y enarcó una ceja, esperando la excusa de su sinvergüenza esposa. La omega carraspeó y cual si fuese a dar una exposición en un simposio, comenzó su explicación.

—Verás cariño. La Doctora me ordenó comer sano para que nuestros cachorros estuvieran fuertes ¿Correcto? -para hacer un énfasis acarició su abultado vientre y al ver el asentimiento de su esposa, continuó- Muy bien, dime ¿Qué más sano que una fruta? -al ver que su pareja iba a protestar, levantó un dedo para acallarla y continuó- Exacto, nada más sano que una fruta. Y como eres una genio has de saber que el cacao es una fruta de origen tropical... ¡Imagina que es tan importante que su nombre significa en griego "Alimento de los dioses"! Admirable, de veras. Entonces, como también has de saber, el chocolate está hecho en base del cacao. Entonces aquí vengo yo, una inocente omega embarazada, a la cocina, con antojos de algo dulce, pero buscando algo sano para seguir las directrices que nos dieron, y en las gavetas convenientemente vi esta enorme y atrayente barra de fruta transformada... ¡Parecía hacerme ojitos coquetos! Y estaba tan solita la pobre... Así que ¿Cómo podía decirle que no? Imposible ¿verdad? Y pues, eso sucedió. Así que no te preocupes, amor. Ando comiendo fruta, ergo, ando comiendo sano. -finalizó la castaña, orgullosa de su disertación.

Un silencio inundó la cocina mientras se observaban, Korra feliz y Asami con un rostro inexpresivo, como tratando de procesar completamente lo escuchado. Tras incalculables segundos y al ver la felizmente desvergonzada actitud de su pareja, Asami simplemente chocó sus manos sonoramente contra su propia cara.

Oculta su expresión en sus manos, intentó enojarse, mostrar un ceño fruncido nuevamente... pero le estaba costando luchar contra las ganas de reír. Alabó mentalmente a su omega, en verdad que Korra era creativa; después de todo encontrar las "fallas del contrato" en las instrucciones de la Doctora de seguro no fue fácil... y si era sincera, hasta tenía un punto interesante en sus argumentos... pero no. Por más que quisiera justificarse, Chocolate y fruta no eran lo mismo. No podía hacerse la loca y tapar el sol con un dedo.

Ella lo sabía.

Korra, en el fondo y aunque lo negara, lo sabía.

¡Incluso Naga lo sabía!

Por eso los perros no comen chocolate.

Innata sabiduría ancestral.

Reunió todo el coraje y puso su mejor mirada intensa de negocios para observar a su omega y refutarle lo escuchado... pero cuando la vio no pudo emitir las palabras de regaño que había pensado; en su lugar y sabiendo lo que estaba a punto de suceder, emitió un leve rugido de advertencia mientras decía las primeras palabras que venían a su lengua.

—N-no... no te atrevas... Korra... ¡No, Korra!

Pero fue imposible, ya lo estaba haciendo.

Previniendo un regaño de su alfa, Korra estaba poniendo sus mejores ojos de cachorro... la única debilidad de la gran CEO de Industrias Futuro, Asami Sato.

Pero seamos sinceros...

¿Quién podría culparla?

Los ojos de la castaña eran de por si hermosos, tan prístinos y azules como un cielo veraniego despejado. Le recordaban a la libertad de la cristalina agua de mar. Tan llenos de paz, calidez, tranquilidad... verlos simplemente la llenaban de un gozo sin igual. Y cuando hacía esa carita, cuando ponía esa mirada de cachorro... ¡Oh Raava! ¡Era imposible despegarse de esos hipnóticos orbes! Se veía tan dulce, tan bella... podía derretir al ser de corazón más frío y convencer a cualquiera de apoyarla o complacerla en lo que deseaba... aquellos ojos de cachorro le recordaban un poco a los del Gato con Botas de Shrek, si era sincera.

No, nadie. Definitivamente nadie podría culparla de doblegarse ante su omega.

Y lo peor es que Korra sabía el poder de su mirada... lo sabía perfectamente y lo usaba a su favor como un As bajo la manga en caso de emergencia.

Trató de resistir... ¡En verdad lo intentó! Eran ordenes de la doctora... ella debía ser fuerte, debía ser fuerte... debía... deb...

—Ahg... está bien... pero solo esa y ninguna más. -cedió a regañadientes mientras se frotaba el puente de la nariz; definitivamente fue muy ingenua al pensar que podía luchar contra la mirada especial de su pareja.

—¡Si! ¡Gracias amor! ¡Eres la mejor!

La omega se aventó a abrazar y besar a su alfa y esta le correspondió, teniendo especial cuidado con el bello vientre que guardaba a sus cachorritos.

En el beso pudo sentir el dulce sabor del chocolate mezclado con el adorado de su esposa y sonrió ante la deliciosa mezcla, profundizando más el beso con su amada y mimada pareja.

Después de todo quizás estuviera siendo un poquito estricta en los cuidados de su pareja. Korra estaba bien de salud antes y durante su embarazo, todo iba de maravilla con ella y la camada por lo que la doctora solo había dicho "comer sano" pero no la había mandado a eliminar por completo ningún alimento; la idea es comer de manera equilibrada.

Pero debían entender su actuar algo exagerado, no solo estaba el hecho de que Korra era una golosa por excelencia y que últimamente había estado con unos antojos extraños que a veces de solo pensarlos se le erizaban los vellos del cuello. No, no solo era eso, sino que esta sería la primera camada de ambas, por lo que sus instintos la instaban a cuidar de su pareja y descendencia a toda costa, en todo lugar y en todo sentido. Inclusive de los antojos de la maternidad.

No se resistió y haciendo acopio de su fuerza, muchas veces subestimada por su apariencia estilizada, cargó en estilo nupcial a su amada que dio un gritillo de sorpresa y rió de gusto, aun teniendo la golosina en la mano.

Fue recompensada con un trocito de chocolate dado con cariño en los labios y caminó hacia la alcoba de ambas... "Si no puedes vencerla, únete a ella"- pensó, dejándola con cuidado y acostándose a su lado.

Mientras ambas conversaban y compartían la "fruta" procesada entre sonrisas, caricias y besos largos... Asami agradeció mentalmente a Raava y a los espíritus por la felicidad del amor en su vida y la linda familia que estaban formando.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora