Día 9.- Mordida: Un Rapidito

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Día 9.- Mordida: Un Rapidito


"Hmmm"

—Cariño, debemos irnos...

"Hmmm"

—Bebé, dijimos que sería un "rapidito", llegaremos tarde...

Otro "Hmmm" para darle la razón a su omega, fue la única respuesta. Aun así, siguió en su importante misión.

—Si no nos apresuramos para ir a la fiesta navideña, sabes bien que Meelo y Bolin se comerán todas las trufas de chocolate que tanto te encantan.

La alfa soltó un sonoro suspiro, que más sonó a un gruñido, y finalmente apartó los dientes del cuello blanquecino.

—Ese es un golpe bajo, Cariño. Sabes que el chocolate es mi debilidad.

—Oh, y yo aquí pensando que tu debilidad era yo... -jugueteó la omega, fingiendo estar ofendida. Fracasó abismalmente ya que sonrió al sentir a su pareja lamer cariñosamente las gotas de sangre que escapaban de su fresca herida.

—También. -respondió entre lamidas- Por eso cuando me has dejado cubrir partes de ti con chocolate, termino pegada a tu cuerpo como garrapata en perro oso polar. -Al escuchar la risa de su pareja, la alfa sonrió y continuó en su misión de recolectar las pocas gotas del adictivo líquido carmín que aún escapaban- Además, por más que te quejes por la hora y me apresures, no te veo apartándote...

Y eso era cierto, la omega seguía sentada a horcajadas sobre su pareja, con sus húmedas y cálidas paredes satinadas aun envolviendo la polla de su amada alfa.

—No puedes culparme, es mi instinto omega... -Mencionó rozando su nariz en el cuello de su amada, para olfatearla, y clavando finalmente sus colmillos para también renovar su marca. Con la carne oscura en su boca, saboreando el metal sanguíneo, se las arregló para hablar- Oh por los espíritus... sabes tan bien... ¡Ah!

Con la mordida de la omega, un nuevo chorro de semen se unió a la cálida mezcla de semilla que aún tenía en su interior, llenándola aún más y siendo retenida por el nudo de su alfa, que al sentir su mordida, la había abrazado con fuerza y chupado la marca que recientemente había renovado.

La intención original era ir a recoger a Korra a su departamento e ir ambas a la fiesta... pero cuando se vieron con la ropa festiva, no pudieron evitar que las cosas se calentaran.

"Te ves aún más hermosa que de costumbre, Asami..." -había indicado la alfa, con mirada de cachorra enamorada, al verla con aquel seductor vestido Vinotinto... antes de que sus ojos se oscurecieran y cambiaran a los de una fiera, mientras se relamía los labios fijándose en el blanco cuello desnudo de su omega- "Pero creo que falta pulir un poco la marca que ensalza tu hermoso cuello... ¿Me permites ayudarte?"

Si los ojos de Korra o su sonrisa depredadora no fueran suficientes indicios para revelar sus oscuras intenciones... la carpa que se había formado rápidamente en la falda de su vestido azul de coctel bastaría para saber cuál era su objetivo.

Y Asami simplemente no podía ignorar a su alfa, tan hermosa y bellamente vestida... y tan exquisitamente dura y solícita de adorar con pasión su cuerpo y con ello su alma... Su omega interna rugía de regocijo ante la idea de renovar las marcas de apareamiento que habían hecho hace una semana, la noche en que se habían comprometido.

Sí, la marca nunca desaparecía en realidad... pero mantenerla fresca y rozagante era casi tan importante como respirar y un bienvenido simbolismo arraigado en alfas y omegas que representaba un amor fuerte y eterno, que nunca se deja marchitar. Era como un poema plasmado en la carne, lucido con orgullo y muchas veces envidiado por quienes no habían conocido la dicha de encontrar a su alma gemela alfa/omega.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora