Día 16.- Gruñido: Alfabeto

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Día 16.- Gruñido: Alfabeto


KNOCK, KNOCK

—Tienes que estar bromeando... ¡No otra vez! -susurró con fastidio al escuchar el toque de la puerta.

Korra gruñó ante la nueva interrupción que le trajo un déjà vu de la última vez que estuvieron en Zaofu.

Aquella vez tuvo que comprender (aunque una gran parte de ella seguía molesta, si era sincera) que Suyin la haya molestado interrumpiendo aquel momento romántico con su novia, después de todo Kuvira se había fugado por lo que tenían sí o sí que ir a buscarla. Los arrumacos tendrían que esperar.

¿Pero ahora cuál era la excusa?

¿Qué era tan importante como para interrumpirlas a media noche cuando estaban abrazadas y acariciándose bajo los dulces encantos de los juegos previos a la actividad sexual?

En especial considerando que estaban de vacaciones y esta era solamente una visita cordial por la amistad, ningún asunto de Avatar estaba involucrado... ¡No las debían molestar!

Un nuevo sonido de nudillos tocando la madera sacó otro gruñido amenazador de su garganta, pero las suaves caricias de Asami en sus mejillas, atrajeron su atención distrayéndola de la creciente sensación de frustración.

—Cariño... -susurró la omega.

—No, no, no... quizás... quizás si hacemos silencio pensarán que estamos dormidas o que ya nos fuimos de Zaofu...

—Cuando escuchen los sonidos que evidencien qué tipo de cosas estamos haciendo sabrán que no estamos dormidas, Korra... además ellos saben que es imposible que nos vayamos sin despedirnos, sin Naga y sin el dirigible que se ve desde la ventana.

La única respuesta que obtuvo la pelinegra fue un puchero de su amada alfa, el cual la hizo reír entre dientes y darle un beso tierno antes de retomar la palabra.

—Vamos amor... puede ser importante... -Korra no habló, simplemente dio otro gruñido, esta vez no amenazador sino rezongón- Además, mientras más rápido vayas a atender, más rápido dejarán de molestar y podremos seguir en lo nuestro...

La ojiverde terminó su sugerente frase con un guiño coqueto que envió una corriente de deseo directo al clítoris a medio transformar de Korra, haciéndolo pulsar estirarse un poco más por la creciente necesidad.

La alfa simplemente asintió repetidas veces y tras darle un beso un poco más apasionado que hizo temblar a su novia, finalmente tomó la fuerza para levantarse.

Suspiró avanzando con desgano hacia la puerta y ante la falta del toque cálido motivacional de su pareja volvió su mal genio.

—¿Quién es? -preguntó de mala gana la Alfa, aún con un leve gruñido en el fondo de su garganta.

—¡Es Kuv! ¡Abre!

Korra volteó los ojos y consideró abrir, pero luego dio una vista hacia su cama. Asami lucía tan sexy con aquella lencería, en medio de las sábanas de seda y mirándola como una depredadora a punto de entrar en acción... el solo observar a su pareja hizo que su parte íntima pulsara, por lo que bajó la mirada dándose cuenta recién que su miembro ya estaba totalmente listo, duro, estirado y haciendo una imponente carpa contra la fina tela de su pantalón de dormir. Imposible abrir la puerta así. Por detrás escuchó la risilla de su omega al darse cuenta de su dura situación, pero decidió terminar con el asunto de la fastidiosa interrupción antes de usar aquellos dulces y risueños labios para un fin mejor.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora