Día 29.- Cuidados: Las ventajas de estar casada (Con Korra)

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Día 29.- Cuidados: Las ventajas de estar casada (Con Korra)


Esto es felicidad. Cada momento a su lado era felicidad.

Asami ronroneó de gusto al ser envuelta por los cálidos y musculosos brazos, sintiendo los acolchados senos de picos duros en la espalda mientras una de las manos de su pareja bajaba para acariciar, de forma orgullosa, cariñosa y protectora, su vientre algo abultado por la semilla recibida.

¿Qué podría ser mejor que esto?

Estar con su mujer amada, en su noche especial por su quinto aniversario de casadas, con los gemelos al cuidado de los cuatro abuelos durante los tres días que el celo sincronizado de ambas duraría.

Era una de las muchas ventajas del matrimonio, a la larga los ciclos de calor se sincronizaban lo que lo hacía beneficioso para ambas partes; y que esta vez cayera con su aniversario había sido un grato golpe de suerte que no iban a desperdiciar pues habían acordado que en este calor y con los niños ya un poco más grandes, concebirían a su segunda camada.

Y en eso estaban, habiendo terminado la ronda... ¿Quinta? ¿Sexta? No lo sabía, ya había perdido la cuenta... o quizás podría contarse como una primera ronda muy larga, una casi eterna que seguramente no decaería hasta que una de las dos tuviese que ir a orinar.

Era otra de las muchas ventajas del matrimonio... o bueno, mas bien de estar casada con Korra, porque una vez que en una reunión con sus amigas salió el tema, y ellas le decían que sus alfas con una sola ronda, aún en rutina, ya estaban en el más allá. Cuando Asami y su alfa entraban en rutina sincronizada (Es decir, en los últimos 4 años de matrimonio de los 5 que llevaban casadas), la alfa no salía de ella hasta que era absolutamente necesario.

¡Pasaban todo el día pegadas y follando! Siendo llenada por la gruesa y larga virilidad de la castaña incluso cuando comían, se bañaban o dormían, solo así su esposa estaba tranquila. Y si por alguna razón en la madrugada la polla salía de su cómoda estancia, la alfa aún en sueños comenzaba a quejarse del dolor que le producía la ausencia del abrazo interno de su amada; por lo que Asami, despertando al sentir la necesidad de su alfa, se reubicaba para que Korra la follara en su rutina onírica hasta volver a correrse, anudar y quedar plácidamente dormida.

Ahora, tampoco es que la omega se quejase de eso... de hecho le encantaba. Su propia necesidad omega de estar llena de su alfa era saciada sin queja alguna, llegando a más orgasmos en una de sus rutinas que todas sus amigas a lo largo de sus jodidas vidas.

Sí, definitivamente eso era vida.

Pero no todas las ventajas del matrimonio se simplificaban al simple, aunque delicioso e importante, acto carnal. No.

Otra de las ventajas del matrimonio (o nuevamente, de estar casada con Korra... en definitiva las reuniones de amigas la hacían abrir los ojos hacia la realidad de otras relaciones) era el apoyo incondicional que tenía de su pareja. Ella no era como aquellos retrógradas alfas que minimizaban a las omegas a la sumisión y el hogar ¡No!

Korra era una mujer que veía a alfas y omegas con iguales derechos, responsabilidades y capacidades. Por lo que la animó y apoyó para seguir la carrera de su familia y dirigir Industrias Futuro; y ya que la alfa tenía un horario más flexible en su Dojo, se encargaría más del cuidado de los niños y de cocinar, mientras que ambas a la par se repartían las tareas del hogar.

Sus amigas estaban celosas, por eso y una vez le preguntaron cómo hacía que Korra ayude en el hogar cuando sus alfas no levantaban ni un alfiler al llegar a casa, teniendo ellas que responsabilizarse de todo y abandonar sus carreras por los cachorros o balancear ambas partes de sus vidas desgastándose excesivamente cada día.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora