Día 30.- Impregnación de aroma: Pintada de ti

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Día 30.- Impregnación de aroma: Pintada de ti


—¿Quieres más? -al ver el asentimiento de la desesperada omega, sonrió y continuó- Entonces ruega...

—Por favor mi alfa... dame más... lo necesito, necesito más de ti ¡Quiero sentir más de tu esencia! -suplicó la castaña, entre jadeos y sin un ápice de vergüenza.

—Hmmm... que buena omega... -elogió la ojiverde, sin dejar de follar a su novia desde atrás- te lo has ganado... ¿Dónde lo quieres esta vez?

—En mi cara ¡Por favor, Asami! ¡Por favor, por favor, por favor!

La alfa la nalgueó una vez más y sacó su dura polla del húmedo coño. No tuvo que dar más instrucciones, la omega por sí sola cambió de posición poniéndose de rodillas en el suelo y abriendo la boca dispuesta a probar de nuevo aquel mástil.

—Ah, ah, ah... -Negó la alfa con una sonrisa- Eres una omega muy hambrienta y si vuelves a usar tu dulce y sucia boquita te tragarás toda mi corrida y no podré darte la linda mascarilla de semen que tanto necesitas... Así que quieta omega.

La parte excitada de Korra moría por desobedecer y meterse nuevamente aquel caliente trozo de carne para abrigarlo en su ya usada cavidad bucal, pero se abstuvo. El instinto omega de obedecer a su alfa priorizaba cualquier acción así que hizo acopio de toda su paciencia y esperó.

Vio con lujuria como su novia se masturbaba, haciendo movimientos rápidos de arriba hacia abajo en el largo y grueso eje, todo frente a su cara. Podía sentir el exquisito aroma de la mezcla de ambos néctares, el pene estaba tan cubierto de los jugos de ambas, que los movimientos de la mano de Asami eran sumamente rápidos, fluidos y daban un hermoso sonido resbaloso tan delirante como el de los húmedos chapoteos que hacía cuando estaba martillando su coño.

No faltó mucho para que su paciencia fuese recompensada.

Con un exquisito gemido gutural de la pelinegra, la dura polla palpitó, finalmente liberando el ansiado tesoro blanco. Cuerdas satinadas del delicioso esperma cayeron contra la tez morena del rostro de Korra, manchando sus acaloradas mejillas, sus labios magullados e incluso haciéndola cerrar los ojos cuando los líquidos cordones se posaron sobre sus párpados y salpicaron sus hebras castañas.

Asami siguió estimulando su pene para ordeñar hasta la última gota de su orgasmo y cuando finalizó abrió los ojos que por el clímax había cerrado, contemplando así su obra. Korra lucía tan preciosa, tan suya... la omega tenía una tenue sonrisa en los labios y estaba ronroneando de gusto al haber sido dulcemente pintada por su alfa.

Asami, con la ahora semidura polla en mano, comenzó a frotar su glande contra la cara de su amada. Cual artista con pincel en mano, comenzó a hacer lentos trazos utilizando el semen liberado para terminar de esparcirlo por las partes faltantes del rostro moreno, jugando, sintiendo que Korra era el más hermoso cuadro que cualquier artista pudiese haber pintado.

—No sabes cuanto me encanta verte cubierta con mi semen... -confesó la alfa, con su pecho aullando de orgullo.

Tas un poco más de jugueteo y admirar la lujuriosa belleza del momento, Asami hizo una presión con su glande en los labios regordetes; Korra sin necesidad de más señales, abrió la boca, gustosa de finalmente poder volver a sentir la hermosa verga en alguno de sus agujeros.

Cogió la polla desde la base y lamió dio lengüetazos al glande dentro de su boca; comenzó a intentar tragar más de la virilidad de la ojiverde, desesperada por darle el calor que sabía le encantaba a su alfa y por sentir el maravilloso grosor llenando su garganta.

Omegacember KorrasamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora