𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼.

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❝Quiero irme. El día a día me está afectando y estoy desgarrando las costuras. Tíralo todo, me importa un carajo lo que digan. No estoy de acuerdo. Esto no es divertido para mí.❞
Skeletons - Keshi
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Los destellos de luz del sol saliente rodeado del cielo representado por colores naranjas y lilas le daba la bienvenida a un nuevo día. Le daba la bienvenida a ambos jóvenes sentados en silencio sobre la arena admirando la imponente imagen del amanecer junto al azul mar.

Una brisa fría, pero soportable les acariciaba la piel. JungKook mantenía sus ojos en aquel horizonte de colores cálidos, la quietud del lugar, las olas del mar rompiendo con tranquilidad en la orilla le daban cierto sosiego, algunos mechones de su negro cabello caían sobre su frente y ojos.

—Una foto dura más —manifestó girando su cabeza hacia su derecha encontrando los ojos almendrados de la castaña en él. Hye-min mantenía su cabeza sobre sus brazos cruzados apoyados sobre sus rodillas.

La falda de su vestido era lo suficientemente largo y holgado para cubrirle las piernas y los pies del frío viento, sus sandalias estaban a un costado, aún así sentía frío causando que se encogiera en ella misma. La luz del astro amarillo presentando el alba pegaba sobre el rostro del pelinegro contorneando sus finas facciones.

<<JungKook es muy atractivo>>, pensó Hye-min sin quitar sus ojos del chico.

<<Lástima que este lamido hasta por el mismo diablo>>, siguió para sus adentros riendo.

Suspiró volteando a mirar al horizonte dejándose relajar por el paisaje costero tiritando, de repente, por una brisa un poco más fría culpa del horario mañanero. A los minutos, sintió un cálido calor abrazar su espalda, sus hombros y el aroma masculino dulce de la colonia del pelinegro cuando le colocó a ella su chaqueta negra LV.

Hye-min volteó su rostro poco sonrojado agradeciéndole con una tenue sonrisa de labios sellados que JungKook imitó al corresponderle. Sintiéndose extraña de repente.

—Sea lo que sea va pasar Hye, no importa que tan difícil sea, el tiempo ayuda a acomodar las cosas en su lugar —habló él sin mirarla. Ella suspiró cansada conteniendo las lágrimas otra vez, asintió mirando la arena entre sus pies descalzos y como contrastaban con el color azul petróleo de sus uñas.

—Creo que appa quería casarme con Kim YuGyeom —confesó con voz rasposa, suspiró levantando su cabeza y prosiguió con lágrimas escociendo sus ojos— pensé que intentaría arreglar las cosas, pensé por un momento que ya no se interpondría en nuestras decisiones, pero no, él prefiere decidir que es lo mejor para nosotros.

Miró de reojo al chico esperando por alguna respuesta. JungKook miraba sin expresión alguna en su rostro, completamente quieto, sus manos. Ella volvió a suspirar.

—A veces quisiera ser más como tú o como mi hermano, que les importe una mierda todo.

—Oye, no somos así —se defendió saliendo de su viaje astral –la mención de la palabra casamiento le había aterrado– miró a la chica quien sonreía tenue, algo le decía que su mente estaba tramando cosas y no sabía porque, pero no le gustaba para nada— Hye, tú eres mejor que todo esto, eres mucho mejor que yo inclusive. No necesitas cambiar nada, eres perfecta.

Si no hacía algo más…

—Vámonos —sentenció comenzando a sacudir sus manos quitando la arena de ellas— hoy nos toca el orfanato hasta media tarde.

𝙀𝙡 𝙝𝙞𝙟𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙞𝙙𝙚𝙣𝙩𝙚. [J.JK] COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora