𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗶𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘁𝗿𝗲𝘀.

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Sus ojos no se despegaban de aquellas puertas, tenía a su hija dormida entre sus brazos y un dolor insoportable de cabeza culpa del llanto continúo

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Sus ojos no se despegaban de aquellas puertas, tenía a su hija dormida entre sus brazos y un dolor insoportable de cabeza culpa del llanto continúo. Había pasado una hora de aquella llamada alarmante y una hora mas desde que metieron a su esposo al quirófano. Todo había sido tan rápido que no dio tiempo a pensar mientras recordaba la última vez que tuvo a NamJoon cerca.

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Me voy —salió sin apartar su mirada del móvil, debía pasar a buscar unos documentos antes de tomar su vuelo a Estados Unidos— regreso más tarde —dijo y besó la frente de Hye-min antes de bajar los escalones para adentrarse a su auto. Ella lo miró embelesada y lo detuvo.

—Nam —él volteó ante al llamado aguardando por lo que ella le diría y estaba muy segura— te amo.

Los ojos del moreno se abrieron de más al escuchar esas palabras que pensó jamás escucharía. La rubia acortó la distancia en un par de saltitos y besó con ternura los labios de su esposo. Él le sonrió y con otro beso y un fuerte abrazo se despidieron el uno del otro.
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Sintió escalofríos de tan solo pensar que eso fue lo último que le dijo antes del accidente. No podía concebir su vida sin él, NamJoon se había convertido en su lugar seguro, en su compañero y le dolía tan solo pensar en que podría perderlo todo. Sacudió aquellos pensamientos de su cabeza, se dijo a si misma que debía mantenerse positiva, que todo saldría bien.

—Hye —susurró, JiMin sentándose a su lado— Hye —volvió a llamarla tocando su brazo, ella ladeó su cabeza prestándole atención— JungKook llegó.

Automáticamente lo buscó con la mirada poniéndose más nerviosa mientras se le formaba otro nudo en la garganta. El pelinegro se acercó saludando a los presentes de forma suave y al llegar se puso en cuclillas frente a ella. Este miró a la niña dormida y luego la miró a ella con ojos tristes.

—¿Quieres que me la llevé? —Hye-min negó apretando a su hija contra ella— ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber? —volvió a negar con sus ojos abnegados de lágrimas y su labio temblando— Puedo sentarme a tu lado y abrazarte —susurró para que solo ellos dos lo escucharán.

Hye-min ahogó un sollozo y a duras penas asintió. JungKook se levantó tomando asiento a su lado, la rodeó con ambos brazos atrayéndola con cuidado hacia su pecho dándole calor y confort. A ella no le importó absolutamente nada en ese momento más que sentirse un poquito aliviada en aquellos brazos y querer ver a NamJoon sano y salvo con ellas regresando a casa.

Estuvieron unos largos minutos así cuando sintieron a la menor removerse, está abrió sus ojitos y levantó la cabeza vislumbrando dónde se encontraba —entre el cuerpo de su appa Kookie y su omma bonita— ambos mirándola sin romper el abrazo.

—Appa —susurró con su voz hecho un hilo a punto de llorar y su manito apretó la camisa del pelinegro. La imagen ante todos se volvió tan tierna y conmovedora al ver como JungKook y Hye-min besaban a la vez la cabecita de la niña. Entristecía que esa escena estuviera ocurriendo en un momento nada grato.

𝙀𝙡 𝙝𝙞𝙟𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙞𝙙𝙚𝙣𝙩𝙚. [J.JK] COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora