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La mañana anterior a la boda la peliazul despertó de la nada siendo incapaz de volver a conciliar el sueño incluso después de intentarlo en repetidas ocasiones. Salió de la cama sin despertar a su compañero y se dirigió hasta el balcón. La majestuosa vista de la torre y las luces de la ciudad le recordaron la escena de cuentos de hadas que había imaginado cuando niña, estaba ansiosa y preocupada, la presión que sentía en el pecho era el indicador.

Los preparativos para su unión habían sido terminados con una semana de antelación, el salón fue reservado, la iglesia, el menú, la música, las invitaciones e incluso los invitados. Marinette había estado indecisa sobre si invitar a su ex prometido y su nueva pareja o no, el peso en la conciencia se había ido, pero seguía sin saber si era lo correcto hasta que finalmente se decidió a enviarla. Al final, Adrien tenía razón, sólo Luka sería quien iba a decidir si asistir o no.

No habría despedidas de soltero ni despedida de soltera, fue un acuerdo mutuo entre la pareja y, en cambio, optaron por celebrar una cena especial el día anterior a la ceremonia. Los amigos más cercanos de cada uno, así como los familiares y conocidos, todos estarían presentes sin falta alguna.
Marinette estaba feliz por la nueva etapa que le esperaba, pero al mismo tiempo estaba jodidamente asustada.

—Mierda —dijo para sí misma mientras posaba sus manos sobre el barandal.

Efectos secundarios de los nervios de novia.

La brisa de la madrugada obligándola a abrazarse para evitar el leve frío, la peliazul levantó la mirada y aquella luna que se levantaba detrás de la torre Eiffel le hicieron recordar aquellas tantas madrugadas que pasó en compañía de su prometido durante su época como heroína del lugar. Había olvidado cómo era tener a Tikki al lado suyo y estaba segura de que Adrien también había olvidado a Plagg, después de todo ella y su miraculous eran los responsables, pero pensar en ello era doloroso.

Marinette miró a su lado para encontrarse con la mano que le ofrecía una taza de leche caliente, sonrió antes de ver a Adrien al lado suyo. El cabello rubio desordenado y los ojos adormilados lo hacían ver tan hermoso y vulnerable, el corazón de la chica dió un giro de trescientos sesenta y cinco grados.

—Deberías volver a dormir —sugirió la peliazul mientras acercaba la taza hasta sus labios.

—Y perderme la última mañana que despertaré a tu lado antes de la boda —Adrien dijo colocándose de espaldas al barandal para mirar el rostro de su futura esposa—, ni loco.

—Sólo será una mañana, Adrien.

—Pues se sentirá como toda una vida —se excusó el muchacho.

—Payaso —Marinette rió para disimular su sonrojo.

—Pronto, este payaso será oficialmente TU payaso.

—Ay, dios.

La peliazul sonrió después de beber un poco más de leche, Adrien se acercó para besar su mejilla y envolverla entre sus brazos. Ella dejó la taza sobre el barandal y después rodeó la cintura del muchacho con sus brazos, hundió su rostro en el pecho y besó sobre su pijama —. Te amo, Adrien.

—Te amo más, Marinette.

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Alya pisó la recepción del lujoso hotel donde sería la cena, Nino detrás de ella estaba volviéndose loco con los contratiempos de algún proyecto suyo, sin embargo, cortó la llamada e ignoró el asunto para darle alcance a la morena y caminar orgulloso de su mano.

No habría medios de comunicación esa noche, pero la ceremonia del día siguiente sería algo completamente diferente. Después de todo, el heredero de la familia Agreste y la más aclamada diseñadora de modas del momento eran quienes contraerían nupcias, además habría que sumarle que los invitados serían igual de importantes.

—Hola —Alya saludó.

Rosita se encontraba en camino al salón acompañada de Juleka, ambas vestían de forma combinada sin perder la individualidad, el maquillaje natural de ambas y el aura que irradiaban cuando estaban juntas les hacía lucir como lo que eran. La pelirosa se detuvo para ofrecer una amistosa sonrisa a la castaña —. Alya —después estrechó la mano del moreno que acompañaba a su amiga—, Nino.

—Hola, chicas —devolvió el muchacho—. Se ven radiantes el día de hoy.

—Gracias —respondieron al unísono—. Tú y Alya se ven fabulosos.

El vestido que llevaba la morena resaltaba a la perfección sus atributos mientras que el maquillaje acentuaba más sus facciones dándole la apariencia de aquellas muñequitas caras de aparador, Nino llevaba un elegante y costoso traje negro. Alya devolvió el cumplido para sus amigas.

Mientras las chicas y Nino se podían un poco al día, el resto de los invitados aparecieron en el lugar poco a poco. Todos sus amigos y familiares, cada uno luciendo su mejor versión y otros con la misma simplicidad de siempre. Y para cuando el reloj marcó la hora todos estaban en la mesa, unos frente a otros, saludándose después de largo tiempo sin verse.

El rubio que encabezaba la mesa, se levantó de sus silla y dió dos leves golpes sobre la copa, entonces todo el lugar se quedó en silencio para prestarles su atención. La peliazul sonrió a todos los presentes y se levantó al lado de su futuro esposo.

—Buena noche a todos —Adrien inició—, sólo queremos agradecerles su compañía, su apoyo y su presencia. Realmente, muchas gracias.

—Me gustaría agregar muchas cosas más —siguió Marinette—, pero no queremos ponernos emotivos. Disfrutemos de la cena y pongámonos al día, mañana será complicado.

La feliz pareja levantó la copa, los invitados hicieron lo mismo, bebieron el contenido para después tomar asiento y la cena continuó.
Adrien miró a Marinette que buscaba ansiosa por toda la habitación, entendió lo que sucedía. Couffaine no estaba entre los comensales. Ni él, ni Kagami y si bien no se sentía mal por la ausencia de ambos, no podía evitar desear que estuvieran presentes. Había pasado un tiempo ya y, gracias a Marinette, sabía que fueron perdonados hace mucho, pero no podía evitar tener pensamientos al respecto, más no arrepentimientos. Después de todo, al siguiente día iba a casarse con la persona que amaba, con la persona por la que tuvo que superar muchas cosas y que, sin dudas, amaría hasta el fin de su vida.

—Aún nos queda mañana —Adrien susurró mientras colocaba su mano sobre la de la peliazul—, démosle un día más.

La chica se sorprendió por la gran habilidad del muchacho para leerla como la palma de su mano, pero siempre había estado agradecida por ello. Sonrió mientras se acercaba para besar la mejilla del chico —. Tienes razón, amor.

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Hola ✌🏻.
Les deseo una feliz navidad atrasada :3, y les traigo dos anuncios.
1. El siguiente capítulo será el último.
2. ¿Habrá una segunda temporada de este fic?
¿Qué opinan? 👁️👁️

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora