Adrien Agreste
Marinette se veía tan malditamente hermosa de esa forma, tan callada, tan tranquila. Pude sentir su respiración si guardaba el silencio suficiente y por alguna razón, algo en mí me hacía querer despertarla y abrazarla fuertemente. Pero me conformé con acariciar sus mejillas o su cabello de vez en cuando.
-Te ves tan hermosa -Susurré mientras acariciaba su cabello- Marinette, eres hermosa, ¿Lo sabías?
Sé que sólo fue un arranque suyo y, probablemente, también fue un momento de debilidad mío. Lo cierto es ahora sé qué ella podría ser quien me haga feliz toda la vida.
Despertar y ver su rostro aún así, con los ojos cerrados, su cabello cubriendo un poco sus facciones y tener que acomodarlo para poder observarla completamente. Ella se me hizo una obra de arte, no quiero ser cliché, pero eso me pareció en ese preciso momento.-¿Habrás terminado con Luka? -Susurré
No fue hasta ese momento cuando recordé que ella estaba comprometida con Couffaine. Caí en cuenta de que anunciarían su compromiso a los medios muy pronto y ahora yo me encontraba con ella en una habitación de hotel completamente desnudo después de una noche de hacer el amor con ella hasta cansarnos.
Es correcto, hacer el amor porque con ella no follé, con ella hice el amor.-Espero que hayas terminado con él -Dije mirándola respirar
Admito que se escucha egoísta, pero en ese momento deseé con todas mis fuerzas que Luka hubiese hecho algo malo como para que, al despertar, ella no quisiera correr tras él.
Deseé que ella lo hubiera dejado solo porque la pelea sacó a la luz cosas secretas de él y que ella no pudiera perdonarle tales cosas.-Necesitarás ropa limpia -Dije despertando de mi trance- Eres una belleza, Marinette, pero cuando despiertes necesitarás ropa limpia
Me levanté de la cama y me metí a la ducha. El plan principal era ducharme, salir a la tienda de ropa más cercana, comprarle algo, comprar algo de comida también y, después, volver con ella.
Me duché lo más rápidamente posible, después tomé una de las toallas del baño y la coloqué en mi cintura. Con la segunda me sequé un poco el cabello y salí del baño.Marinette ya no estaba durmiendo, ahora estaba buscando su ropa como loca. Supe lo que eso significaba, quería irse.
-¿Qué haces? -Pregunté angustiado- ¿Planeas escapar?
Claro, era obvio que intentaría escapar, no sales de casa, te embriagas, te vas a un hotel y después te quedas para hablar sobre tus sentimientos.
-No -Noté la dificultad en sus palabras- Es decir, sí
-¿Por qué? -Dijo e intenté acercarme a ella
-Adrien, no -Dijo levantando una mano en señal de alto- No te acerques, esto fue un error, sólo me iré y olvidaré -Hizo una pausa y se puso el sostén seguido de la blusa- Y tú también lo olvidarás, no hablaremos con nadie sobre esto
-Pero yo -La miré serio- No te vayas, pensé que...
Pensé que podrías dejar un lado a Luka, quiero hablar contigo... Quiero que seas tú. Quiero que estés conmigo.
-¿Cómo pretendes que me quede? -Me dijo mientras se acomodaba el pantalón- Adrien, mira...
No, ¿Tú cómo pretendes sólo huir y hacer como que nada sucedió? ¿Cómo es que harás que esto no te afecte? Cómo se supone que borrarás todo lo que sentías hace unas cuantas horas, Marinette.
-Yo... -Pausé mi explicación al ver que aún llevaba el anillo puesto en su dedo anular- Pensé que eso ya no importaría después de lo que sucedió entre nosotros
Ya no debería importar, Marinette. Te entregaste a mí, no pensaste en Luka entonces, ¿Por qué ahora vienes con eso?
-Pues sí importa -Dijo colocándose sus zapatillas- Adrien, le fui infiel a mi prometido y esto sólo fue un error... Estaba...
-Demasiado ebria -Completé su oración bajando la mirada tristemente- Pensé que...
Pensé que podría decirte que te quiero conmigo ahora y, entonces, lo entenderías. Te quedarías conmigo, olvidarías a Luka y tu tonta idea de casarte, claro, porque no lo amas... No puedes amar a alguien si sales de casa y vas con alguien más a hacerle el amor.
-Pensaste mal, Adrien -Dijo acomodándose el cabello con las manos y tomando su bolso- Lo lamento, debo irme
No dejaré que te vayas
Desafortunadamente ninguno de mis pensamientos pasaron de ser sólo eso. No pude pedirle que se quedara ni tampoco intenté hacerla cambiar de opinión. En verdad quería decirle que la quiero conmigo, que la quiero para mí.
-Adiós, Marinette -Dije para mí mismo
Tomé mi ropa y me vestí. Me tiré sobre la cama y empecé a imaginar un millón de posibilidades si hubiera sido capaz de decirle lo que pensaba.
Tal vez ella estaría a mi lado ahora, tal vez me habría dicho que estaba loco y quizá se habría ido de la misma forma en que lo hizo.Después de unas horas tomé mis zapatos y mi celular, envié un mensaje a Nathalie y salí de la habitación. Procuré ser lo más discreto al salir y afortunadamente nadie me vio.
Al salir tomé un taxi y le dije a dónde llevarme.Llegué horas después a la oficina, puesto que pasé a casa a cambiarme la ropa y a desayunar.
-¿Dónde estabas? -Preguntó Nathalie entrando a mi oficina después de saber que llegué
Estaba enamorándome de alguien que sólo me usó para calmar su enojo hacia su prometido, ¿No lo haz hecho tú?
-Perdona, salí por ahí -Me excusé
-Tienes reunión -Dijo seria
-Iré en un momento
Nathalie salió de mi oficina y yo me apresuré a tomar mi café y revisar las carpetas que ella había dejado sobre mi escritorio con la información a tratar en la reunión.
¿Un CEO, eh? Vaya, Nath tiene ideas raras. Creo que sólo tiene miedo de que yo no sepa llevar esta compañía solo.
Pensé para mí mismo.
Soy joven, no estúpido. Aunque ahora, sólo tenga a Marinette en la mente, haré que esto salga bien.
Me levanté de la silla y salí de la oficina. Me dirigí a la sala de reuniones y tomé la perilla. Algo me detuvo, algo me hacía sentir inseguro, algo en mí no quería entrar ahí, me pedía regresar y dejar esto en manos de Nath.
Es mi deber
Giré la perilla y abrí la puerta, no levanté la mirada hasta estar en mi silla. En el lugar que me corresponde, entonces levanté la vista y la vi. Ella estaba frente a mí sonriendo tranquilamente, su hermosa sonrisa... Al fin tenía el placer de verla una vez más.
No, no puede ser ella.
Me encontré con una mirada que, hasta hace algunos ayeres, me era tan conocida, tan familiar y tan tranquilizante. Pero ahora sólo podía sentir inseguridad ante esa mirada tan profunda y seria, sin expresión alguna. Por primera vez, me pareció vacía.

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Sólo un ayer
FanfictionAdrien Agreste ha heredado la fortuna y el legado de su padre tras la muerte del mismo. Con el corazón roto y una muerte repentina que asimilar, Adrien deberá tomar una serie de decisiones poniendo como prioridad la compañía de diseños que ahora él...