25.

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Luka Couffaine

La mañana inició normalmente, entré a la oficina que Kagami y yo compartíamos. Abrí mi laptop y encendí la computadora de escritorio, necesitaba ambas para iniciar a componer. Coloqué mi guitarra sobre la pared, la utilizaría más tarde.

–Estoy en casa —dijo ella asomándose por la puerta

–Bienvenida —respondí mientras me ponía de pie para recibirla con un abrazo–, ¿Vas a trabajar aquí hoy?

Besé su cabeza, después se apartó de mí y sonrió antes de caminar al escritorio que estaba al lado del mío. Volví a mi lugar aún en espera de su respuesta.
Parecía algo nerviosa, podría decirse que estaba molesta. Encendió su laptop y sacó algunas carpetas que llevaba consigo.

–Sí, hubo un retraso con los materiales que ordené —respondió y siguió sacando papeles para colocarlos unos al lado de otros sobre el escritorio–. Debían llegar hace dos días, han estado postergando la entrega, pero ya es suficiente.

–Entiendo, sólo tranquilízate un poco, ¿De acuerdo? —dije mientras volvía a mis actividades– Procuraré no hacer mucho ruido, tengo una nueva letra que entregar para el siguiente álbum.

Ella dirigió su atención hacia mí, sabía mejor que nadie que cuando compongo alguna letra soy demasiado ruidoso. Pero, al mismo tiempo, había aprendido a vivir con ello y eso es lo que me parece bueno de la relación que mantenemos.

Desde que hemos estado saliendo, ambos aprendimos a aceptar las manías del otro. Ella entendió mi placer por "el ruido de mi guitarra" (aunque diga que no, sé que le encanta escucharme tocar) y yo aprendí a aceptar su placer por la excesiva carga de trabajo que suele ponerse a sí misma.

Aunque no vivimos juntos, sabemos lo suficiente uno del otro puesto que compartir un pequeño espacio y convivir varias horas al día nos ha hecho ver facetas que ambos no conocíamos. Pero, aún después de vernos incluso en nuestros peores momentos, seguimos amándonos de la misma forma que desde el primer día.

–Está bien —respondió con una sonrisa en el rostro–. Sólo dedícame esa letra.

–Hablará de depresión y suicidio, ¿Así quieres que te la dedique? —pregunté sarcásticamente

–No, mejor esperaré a la siguiente, Luka —respondió tranquilamente–. Por cierto, he preparado algunas sugerencias para tus vestuarios en tus próximos shows en vivo.

Sonreí automáticamente al verla sacar los bocetos de su mochila, se levantó de la silla y los llevó hasta donde me encontraba. Sacó uno a uno, todos eran verdaderamente hermosos, sin ser exagerados ni poca cosa.

–Pensé que no te gustaba eso del diseño —le dije aún ojeando los bocetos

–Oh, no es algo que disfrute —admitió–. Es sólo que pensé en ti y las ideas surgieron por sí solas. Digamos que eres mi inspiración.

Pude sentir mis mejillas enrojecer, Kagami no suele decir ese tipo de cosas, pero cuando las dice tengo la certeza de que es en serio y no está mintiendo.
De ese modo, sé que su amor por mí es real y es igual, o mayor, que el que yo tengo hacia ella.

–Y tú eres mi musa —dije tomando su mano mientras me levantaba de la silla

Acaricié su cabello y besé su mejilla, la abracé fuertemente. Ella correspondió a mi abrazo y después simplemente suspiró antes de hablar.

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora