27.

551 45 15
                                        

Adrien Agreste

La calidez de la luz que atravesaba la cortina me obligó a despertar, la mañana prometía ser tranquila y si contratiempos. Un leve olor a mantequilla llegó a mi nariz y después el olor de masa para panqueques le hizo compañía, así que me apresuré a salir de la cama.

En la cocina, la vista era maravillosa. Recargué mi hombro sobre la pared y me quedé en silencio observando cómo iba y venía de un lado a otro mientras cocinaba el desayuno. Si dudas, esta era razón por la que querría despertar cada mañana.

–¿Vas a quedarte ahí o me vas a ayudar en algo? —preguntó aún sin verme

–Lo siento —respondí riendo–, simplemente me distraje.

–En todo caso, puedes distraerte preparando el jugo —ordenó mientras señalaba las naranjas que había sobre la mesa.

–Está bien

Durante la preparación del desayuno aprendí dos cosas sobre las naranjas y el jugo, pero también me puse al día sobre las actividades de mi prometida. La charla con ella y uno que otro intercambio de chistes hizo la mañana tan hermosa como de costumbre, ahora no imagina mis días sin ella. Pero seguíamos sin decidir nada sobre la boda.

No porque estuviéramos dando largas al asunto, sino porque nuestros horarios coincidían menos cada vez. Aún así, siempre nos veíamos cada rato libre y hacíamos todo lo posible por estar en contacto.

–Con respecto a la boda —la voz de Marinette interrumpió mis pensamientos–, me gustaría algo sencillo.

–¿Sencillo? —debía admitir que me tomó por sorpresa. Yo planeaba una boda modesta, pero no "sencilla", aunque primero debería preguntar sobre su definición de la sencillez.

–Sí, sólo amigos y familiares, sabes.

–Estaré de acuerdo con lo que decidas y lo sabes, futura esposa.

Realmente no importaba mucho el día, la hora, el salón o la iglesia, yo estaba más que satisfecho con poder casarme con la mujer que amo. Estaba más que agradecido de ser yo con quién compartiría sus mañanas, tardes y noches por el resto de su vida, o hasta que la vida lo decida. Así que si ella quisiera casarse en el patio de la casa en este mismo momento, lo haría.

–¿Estarás ocupado en el trabajo hoy? —preguntó después de un tiempo

–Sabes que para ti nunca lo estaré, Marinette

Su sonrisa tras mi respuesta fue la gota que derramó el vaso, ¿Cómo alguien puede ser tan dulce y tierna como ella? Pero justo fue eso lo que me dió una buena idea —. ¿Qué tal si me quedo en casa y planeamos todos los detalles mientras vemos películas juntos?

–Me encanta esa idea —dijo sonriendo

Después del desayuno, hice un par de llamadas y dejé todo en manos de mis empleados porque ellos eran lo suficientemente capaces como para sacar todo por sí mismos incluso si yo me ausento.
Tomé una ducha y después regresé a la cocina para preparar palomitas mientras que Marinette elegía la película y ordenaba las ideas para la boda en una carpeta.

–Y bien, ¿Cuál es lo primero en la lista de elección? —pregunté mientras me sentaba a su lado y le ofrecía el tazón con palomitas

–Creo que debería ser la iglesia —respondió antes de empezar a comer

–Ah, ¿Podríamos saltar esa opción y dejarla para el final?

–Claro, pero yo tengo mi respuesta ya.

–Entonces que sea donde digas —propuse

–De acuerdo

Marinette tomó la pluma y marcó en su cuaderno algunas cosas antes de volver a comer un poco más de palomitas. La película podía estar avanzado a su ritmo, pero nosotros nos centramos en las decisiones a tomar.
Una vez empezamos el resto fue automático, todo se decidió sin problema alguno y sin discusiones.
Fue como si después de tanto tiempo finalmente ambos estuviéramos en la misma página. Estaba infinitamente agradecido con Luka por su charla con Marinette, dese entonces ella se sentía un poco más libre de todo aquel peso que llevaba, y yo no sabía cómo calmarlo porque estaba en la misma situación que ella.

–¿Estás bien? —preguntó de repente

–Lo estoy —dije mientras me acercaba para besar su frente–, hora lo estoy.







Autora:
Hola, estoy de vuelta.
Espero lo disfruten, téngame paciencia que sí estaré actualizando.

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora