Marinette
Luka cerró la puerta tras su amenaza, pero no tengo miedo de él.
Tengo miedo a enfrentar lo que viene porque sé, de sobra, que estaba realmente apegada a la rutina con Luka. A su amor, a sus detalles, a su sonrisa, a sus chistes, estaba más que apegada a compartir cada día con él. Pero ahora ya no estará para mí porque se ha ido.Busqué mi celular dentro de los bolsillos en la falda de mi vestido, algo poco usual, pero son de mucha ayuda.
Lo desbloqueo y entro directamente a mi registro de llamadas recientes.Vamos, vamos... Vamos, vamos
Pienso mientras bajo una y otra vez sin encontrar el número debido a que no necesitábamos llamadas a diario a diferencia de otras ocasiones.
Aquí está.
Doy en llamar, sólo se escucha el "Bip... Bip" de celular sonando sin ser atendido.
Claro, el contestador toma la llamada.Estás llamando al móvil del joven Couffaine...
Las lágrimas en mis ojos al recordar esa noche en que grabé su contestador y él el mío.
...Futuro sr. Dupain...
Las risitas en el fondo del momento en que Luka rió al escuchar esa parte y yo también reí porque si él lo hacía, yo también.
...En este momento no podemos atenderte, deja tu mensaje.
Los recuerdos de esa noche, ¡Dios, Luka!
Las lágrimas son incontrolables, bajando por mis mejillas, lo calientes que son. La impotencia que siento por no haber podido controlar mis sentimientos y mantenerme a raya.-¿Y por qué no podemos atenderle? -Dice Luka acercándose a mí después de que finalicé la grabación de su contestador.
Acabamos de llegar a casa después de cenar fuera, ya hace 3 días que nos comprometimos pero aún no hemos dado la exclusiva a los medios de comunicación. Y nos sigue sorprendiendo que no se supiese ya, después de todo, me propuso matrimonio en público y algunos tomaron fotos.
Sin embargo, el vivir juntos era una ventaja. Compartíamos la habitación, como cada pareja normal, pero él seguía sin interesarse en hacer algo más.
Aunque esta noche, la atmósfera es algo diferente y, podría jurar, que el ambiente es perfecto para dar el siguiente paso.-Porque tú, Couffaine -Digo sonriendo pervertidamente- Estarás muy ocupado esta noche
-¿Haciendo qué? -Preguntó pícaramente
-Esto -Respondí caminando hacia él de la manera más sexi en que alguna vez he caminado y lo besé al llegar frente a él
Sentados en el borde de la cama de la habitación, ahora, recargo mi peso sobre él haciéndolo caer de espaldas sobre la cama.
Su respiración agitada entre los besos y la mía siguiendo su ritmo.-Marinette -Dice pausando entre besos- No creo que...
-Vamos -Le interrumpo colocando una de sus manos en mi seno derecho, mientras manejo su mano para que masajee él mismo- Sé que quieres esto tanto como yo
-Sí lo quiero... -Su respiración aún más agitada y su mano sobre mi pecho tomando su propio ritmo como para soltarla al fin
Lo beso antes de que pueda decir una palabra más y sus besos, acompañados del leve masaje a mi seno derecho, ¡Dios, estoy lista!
-Basta -Dice empujándome a una lado mientras se levanta de la cama- No es el momento, mi niña
Me quedo mirándolo colocar sus manos sobre sus rodillas y bajar la mirada.
Mierda, Couffaine, estoy viendo claramente tu erección, ¿Por qué me apartas entonces?
-Te aparto cada vez que estás a punto de hacerme caer -Dice recostándose en la cama cerca de mí- Porque te quiero
-Y porque me quieres, me alejas. A caso, ¿No me deseas?
Vamos, en este punto, estoy frustrada
-¿Que no te deseo? -Su risita al pronunciar esas palabras- Marinette, me pones así sólo con besarme -Dice señalando su miembro aún erecto claramente notable bajo sus pantalones- ¿Que no te deseo? ¡Dios, quiero hacerte mía en todas las formas posibles!
-Entonces hazlo -Dije acercándome a besarlo de nuevo- Hazlo ahora
-No lo haré ahora -Respondió levantándose de forma que se sentó frente a mí- Ya es suficiente con vivir juntos para que piensen que hemos ido más allá, pero yo quiero hacer esto bien aunque no lo sepa nadie. Quiero que nuestra primera vez sea después de tenerte como mi esposa, quiero que sea después de nuestra boda, quiero que sea correcto ante la sociedad y ante Dios, mi amor
-No importa
-Claro que importa -Dijo colocando su mano sobre mi mejilla- Quiero que esa noche sea especial para ambos.
No dije nada, él siguió dando explicaciones y, al final, acepté su decisión. Lo haríamos bien, a su forma, aún no era el momento y amé que Luka me respetara de esa forma.
Debí comprenderlo antes... Así no es cómo se supone que esto termina.
Tomo mi celular de nuevo y vuelvo a desbloquearlo, mientras recordaba mi celular se bloqueó. Llamo de nuevo pero, esta vez, a una persona diferente.
-Alya -Dije con mi voz quebrada, las lágrimas caían de nuevo por mis mejillas
-¿Qué pasó? -Dice al escuchar mi voz hecha pedazos- Niña, tranquila, ya voy en camino
-Ya es tarde, Alya -Mi voz se hace menos entendible cada vez, espero que ella entienda- Regresa, tomaré el avión a París en una horas... -Hago una pausa e intento calmarme antes de seguir- Necesito dónde quedarme, no puedo volver al departamento en que vivía con...
-Bien -Interrumpió- Cuenta conmigo, te recogeré en el aeropuerto y te llevaré a casa conmigo, Nino y yo haremos espacio para ti el tiempo que lo necesites
-Gracias, Alya
-Tranquila, chica -Dice en un tono que me hace sentir tan relajada, mi pecho calma un poco el dolor y ese vacío se vuelve algo más tolerable- Estará todo bien, ¿De acuerdo?
-De acuerdo -Digo y finalizo la llamada
Las lágrimas aún salen de mis ojos, pero en menor cantidad. Recargo mi cabeza en la pared y levanto la mirada al techo.
Luka...
Las lágrimas se detienen sólo para hacerse más pesadas y amargas.
Lo lamento...
Lamento haberte mentido, lamento haberte ocultado cosas, lamento haber faltado a mis promesas, lamento hacerte sentir mal, lamento haber causado todo esto, lamento ser lo peor de tu vida aunque no lo sientas así por el momento, lo lamento...
Por todo.

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Sólo un ayer
FanfictionAdrien Agreste ha heredado la fortuna y el legado de su padre tras la muerte del mismo. Con el corazón roto y una muerte repentina que asimilar, Adrien deberá tomar una serie de decisiones poniendo como prioridad la compañía de diseños que ahora él...