Kagami Tsurugi
El silencio se hizo demasiado obvio entre los cuatro, Sabine se levantó de la silla para recibir a su hija. Tomé la taza de té y la llevé hasta mis labios observando la expresión de angustia que ambos pusieron al vernos.
–Tranquilo —murmuré sólo para Luka
–Lo estoy —aseguró
El rubio caminó hasta la mesa mientras intercambiaban unas que otras palabras de saludo y excusa con la madre de su novia, se colocaron delante nuestro y saludaron nerviosamente pero evitaron el contacto visual con nosotros.
–¿Quieres té, hija? —preguntó Sabine a Marinette
–Claro, ¿Tienes de mi favorito?
–Parece que sí —respondió buscando entre las gavetas
La chica delante mío con coletas, maquillaje ligero y el vestido color rojo con pequeños puntos negros, abrió la boca en un intento por decir algunas palabras, pero se detuvo a sí misma y dirigió la mirada hacia cualquier lado de la sala.
Sabine se disculpó apropiadamente por no tener consigo el té y salió de la habitación con la cartera en mano para ir a comprarlo en la tienda más cercana.–Ahora vuelvo —dijo y cerró la puerta detrás suyo
Alya, quién había estado sólo observando, se acercó a la mesa estudiando detalladamente cada acción o mirada que nos dirigíamos unos a otros.
Me cansé de ser observada después de unos minutos, tomé la taza de té para beber un sorbo y después devolver la taza a su lugar.–Alya, incluso yo sé que no es el mejor momento para esto —dije refiriéndome a la idea que ella tenía en mente
–Kagami tiene razón —apoyó Luka mientras observaba a Adrien–, ¿No están de acuerdo?
–Por supuesto —aseguró el rubio
–Bien, haré como que les creo —bromeó nerviosa
Evité mirar en dirección a Alya, su presencia siempre me ha incomodado. Busqué en qué concentrar mi atención, accidentalmente mis ojos se posaron sobre su mano; un aro de oro se hacía notar, absolutamente nuevo y bien cuidado. Incluso calculé su valor, Adrien despilfarró en ese anillo.
–¿Van a casarse? —pregunté señalando el anillo en la mano de Marinette
Un leve rubor se asomó por sus mejillas y ella asintió; me alegré por ella y por Adrien, merecían ser felices aunque al mismo tiempo no comprendía cómo fue que le hicieron daño a Luka pudiendo haber hablado con la verdad desde el principio.
Marinette miró en dirección a Luka un poco apenada y después dejó salir un «Así es» de sus labios.–Felicidades —dijo el chico al lado mío con un leve entusiasmo en su voz
–Exacto, muchas felicidades —continué–. Me alegro por ambos.
Después de eso Alya simplemente empezó a hacer preguntas sobre qué, cómo, cuándo, dónde y casi hasta la hora exacta. Marinette respondió cada pregunta mostrando el hermoso anillo, después de unos minutos ella y Alya ya estaban ignorando al resto de nosotros.
–Así que, ¿No están molestos con nosotros? —preguntó Adrien
–Por supuesto que no —respondió Luka sin dudar–. Eso que pasó es asunto olvidado e igualmente no es el mejor lugar ni el mejor momento para hablar acerca de ello.
Llevé la taza de té a mis labios de nuevo, Luka hizo lo mismo. Estoy orgullosa de lo mucho que él a aprendido de aquella situación, tomó lo peor y aprendió de ello, él es simplemente maravilloso. Y pronto, bueno no tan pronto, estaré casada con él.
Marinette se unió a la plática intentando dar excusas que no necesitábamos ya, Alya simplemente se despidió para no estar escuchando cosas que no eran "asunto suyo" y nos quedamos totalmente solos, Sabine seguía sin llegar.–Marinette —dije después de unos minutos de excusas bobas–, no necesitamos que nos expliquen porque no nos interesa. No estamos molestos, ¿Cierto?
Luka asintió y sonrió en dirección a mí, simplemente pude observarlo detalladamente. He amado cada cosa que hace o deja de hacer, he amado sus actitudes y sus enojos al igual que su físico y su maravillosa forma de ser. Pero, sin dudas, su sonrisa es mi debilidad.
Levanté mi mano y la llevé hasta su mejilla para acariciarlo cual bebé, él siguió mi juego y ambos sonreímos.–¿Ustedes están? —preguntó Marinette
–Desde hace un tiempo —respondí–, por eso dije que no necesitamos que nos expliquen nada. Principalmente a mí, yo no tuve nada que ver en eso.
–Cierto —aclaró Luka–, pero de igual forma, tampoco es como que yo quiera que me den explicaciones. Simplemente espero que lo estén pasado bien y se respeten.
Ellos asintieron convencidos con nuestras palabras. Sabine entró a la habitación y se dirigió rápidamente a preparar el té, unos minutos después colocó las tazas con té delante de ellos, se sentó al lado de nosotros y se disculpó por la demora.
–No se preocupe, Sabine —dijo amablemente Luka
–Hijo, los hice esperar demasiado
–No hay problema con eso —insistí–, de igual manera, nosotros nos retiramos.
–¿Tan pronto? —preguntó desanimada
–Por supuesto —respondió Luka mientras le sonreía–, creo que ellos deben darle una buena noticia.
Sabine miró a Marinette esperando respuesta, ella levantó la mano y agitó los dedos dejando ver el costoso anillo que llevaba.
–Oh, por Dios —dijo Sabine en tono de asombro
–Así es —repuso Marinette
–Esperaba que Tom estuviese en casa —aclaró Adrien llevando sus manos detrás de la cabeza un poco nervioso–, pero se lo diremos en cuanto llegue.
La madre de Marinette explicó las razones por las que Tom no se encontraba en casa y sonrió cuando finalmente se le fue permitido saber los detalles. Minutos después nos despedimos de ellos dejándolos disfrutar el momento en familia y salimos de casa de los Dupaing.
–¿A dónde quieres ir, futura esposa? —preguntó el chico que caminaba al lado mío
Acomodó su largo cabello y sonrió haciendo una de esas poses de chico atractivo, poses de super estrella, las llamaba él. Sonreí y golpeé levemente su hombro.
–¿Qué tal a casa, futuro esposo?
–Mejor pasemos por un helado con André —sugirió mientras tomaba mi mano
Asentí en respuesta y caminamos en dirección al puente donde encontraríamos a André.
Pedimos el helado e irónicamente el suyo tenía mis colores y el mío tenía los suyos. Sonreímos en modo de complicidad.–Parece que el destino nos intenta decir algo —musitó antes de acercar sus labios a los mío
–Definitivamente —respondí y volví a acercarme a sus labios
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Sólo un ayer
FanfictionAdrien Agreste ha heredado la fortuna y el legado de su padre tras la muerte del mismo. Con el corazón roto y una muerte repentina que asimilar, Adrien deberá tomar una serie de decisiones poniendo como prioridad la compañía de diseños que ahora él...