19.

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Adrien Agreste

Sus cabellos levemente alborotados, su intento por ponerlos en orden me atrapaban por completo cada vez que lo hacía, la forma en que se daba por vencida para volver a tumbarse sobre la cama a mi lado, aunque quizás no sea de esa forma... Pero durante ese momento, hasta su simple respiración era sublime.

-Así que -Dije después de que ella se acomodara entre las sábanas de nuevo- ¿Quieres quedarte a cenar?

Ya conozco la respuesta, de antemano, sé bien cuál es la respuesta a mi pregunta. Pero las palabras salieron por sí solas.

-No, gracias -Dijo sonriendo- debo llegar temprano hoy

-Claro, olvidé que tienes un esposo con el cual dormir, pero sigues en mi cama, ¿No? -Mi sarcasmo salió a flote- Eso significa que tenemos un problema, ¿No?

-Adrien -su tono molesto y la forma en que se levantó de la cama me hizo saber lo que seguía- no me jodas

-Sólo vete y cierra la maldita puerta en cuanto salgas -Dije para después cubrirme con las sábanas

Ella ni siquiera sé dignó en responder, se limitó a ignorar mi presencia mientras "dignamente" tomaba su ropa para vestirse.

Cuando pasó frente a la cama para acercarse al tocador y peinar sus cabellos, cuando se paseó por la habitación buscando su zapato faltante, cuando llegó y quitó las sábanas de improviso buscando un pendiente perdido.
Se paseó por mi habitación, en mi casa, ignorando mi presencia y después salió azotando la puerta. Fue todo lo que hizo y, por alguna razón, tenía unas ganas enormes de ir tras ella y llevarla a la habitación de nuevo.

-Adrien -Nathalie hablando al teléfono- ¿Me escuchas?

-Sí, sí -No, no escuché nada- reunión a las 16:00 p.m y no sé qué más

-Adrien, en qué estás pensando -La voz de Nathalie se hace lejana de nuevo- algo está mal con tu actitud y no...

La voz de Nathalie se desvanece y mi mente vuelve a ser llenada con imágenes conteniendo cada maldito momento, cada expresión, cada gesto, su voz... Todo en mi mente es sobre ella, todo en mi mente me recuerda a Marinette.

-Adrien, esto terminará en cualquier momento, lo sabes.

La tristeza en su voz es notoria al igual que su ironía, posiblemente esté triste pero no es lo suficientemente blanda ahora. Y sí, también sé que esto va a terminar tarde o temprano.

-Lo sé -Dije fingiendo sonreír- sólo déjalo ir y empecemos tú y yo

-No -Se opuso rápidamente- definitivamente esa no es opción


No sé en qué momento esto llegó a este punto, pero no puedo ni quiero detenerme. En otras palabras, no voy a detenerme.

La vibración del celular me trae de vuelta de ese mundo lleno de recuerdos, lo desbloqueo en seguida.

Mensaje entrante de Alya 🤓:
Hazme un favor, Adrien, ¿Puedes?

Respuesta a mensaje de Alya 🤓:
Claro, dime

Y sus siguientes mensajes no fueron más que indicaciones sobre qué hacer, cómo actuar, a dónde ir y qué llevar.

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora