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Marinette

"Las despedidas se hacen difíciles"...

Ahora que bajo del avión, lo sé. Sé que despedirse es difícil, pero no puedo correr tras él y pedirle que me perdone, ya le he causado suficiente daño; tampoco puedo dejarlo pasar como si no me importara porque, después de todo, se siente como si hubiese compartido media vida con él.
Así que, sólo tengo que dejarlo ir por el bien de ambos, pero también debo disculparme por mi propio bien.

Salgo del aeropuerto dando uno que otro pequeño autógrafo a los diseñadores aficionados que me reconocen, y una que otra "selfie" a los mismos. Me pregunto, si se supiera algo de lo que hice, ¿Podría seguir siendo diseñadora o perdería todo lo que he logrado?

El tono de mi celular me trae de vuelta al momento en que me encuentro. Miro la pantalla, es Alya.

-Dime, Alya -respondo la llamada mientras camino hacia la calle

-Amiga, perdóname -Su tono travieso me hace pensar que hizo una estupidez y está a punto de decírmelo- No podré ir por ti, he...

Mierda

-¿Cómo que no puedes venir por mí? -Interrumpo su explicación- Alya, contaba contigo. Ahora tendré que tomar un taxi.

Su risita es clara a través del celular, incluso puedo imaginarme su rostro con esa enorme sonrisa mientras se mueve de un lado a otro como si estuviese intentando negar algo que, es más que obvio, hizo.

-Tranquila -Me dice disimulando la risa un poco- He mandado a alguien más por ti

-¿Y... -Hago una pausa para poner mi maleta al lado mío y me detengo frente a la calle antes cruzar- a quién mandaste?

-¿No ha llegado? -Su tono sorpresa me convence, creo que la persona a quien mandó viene tarde ya- ya debería estar ahí

-Pues no está aquí, Alya

Tomo mi maleta para cruzar la calle y detengo el celular pegado a mí; la mano de alguien apretando mi brazo izquierdo. Me giro y...

-Marinette... la voz de Alya se me hace lejana ahora, verlo me ha pausado -Creo que ya llegó, hablamos luego

Ella corta la llamada.

Luka Couffaine

El intento de vuelta a París fue un fracaso y los demás intentos por volver al aeropuerto fueron lo mismo.
Todo lo que siguió durante las últimas horas, me trajo de vuelta a un mismo lugar: a la casa que compartí con ella las últimas semanas o meses.

Recordar su sonrisa, sus besos y todo lo pasado en esta casa, aunque fuesen falsos, eran míos. Me pertenecían de nuevo y, por unos momentos, ella era mía.

El timbre suena de nuevo, así que ya es hora de dejar la melancolía y seguir con esto. No importa lo que pase, mi decisión es la correcta.

-Pasa -Grito desde la sala- la puerta está abierta, ven a la sala

-Claro

Escucho la puerta abrirse y ser cerrada poco después. Unos pasos se acercan poco a poco y después entra él.
El mejor investigador privado que puedes encontrar en todo París y, para la fortuna que cuesta disponer de sus servicio, lo vale.

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora