28.

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Marinette Dupain Chen

La imagen frente al espejo me hacía pensar que todo lo vivido era un sueño, pero la nota que Adrien había colocado sobre el escritorio me hacía recordar que todo era real. Tomé la caja que donde se encontraba mi "algo nuevo" para la boda y me senté al borde de la cama.
Si bien el novio no debía intervenir en algunas cosas, el mío era muy poco supersticioso al igual que yo y aún así, la noche anterior, acordamos seguir esta tradición.

Al levantar la tapa, un hermoso collar de plata y lapislázuli quedó expuesto ante mí. La nota de Adrien decía "ya tenemos el algo nuevo", sonreí inevitablemente mientras devolvía el collar a su lugar, moría de ganas por ponermelo pero aún no era el tiempo.
El tono de llamada del celular interrumpió mi momento así que atendí la llamada a la brevedad.

–Señorita Dupain —mi secretaria era quien llamaba

–Sí, dime

–La reunión debió haber empezado hace veinte minutos, pero usted aún no ha llegado…

¿Cuál reunión?

Ah, la reunión.

–Cierto, la reunión —dije después de recordar–. Lo siento, esperen unos minutos, voy para allá.

Las cuatro paredes de mi habitación y todo lo que había dentro de ella, fueron el testigo del arreglo más rápido que una mujer puede hacer en su vida. Corriendo de aquí para allá, eligiendo ropa, el maquillaje, todo lo hice en cuestión de segundos para poder encender el auto y llegar cuanto antes.

La reunión fue lo más clara posible, con la información que necesitaba así que fue satisfactorio poder salir lo más pronto posible. En mi oficina, mi cuaderno de bocetos y el resto de mis notas me dieron la bienvenida como si los hubiera abandonado por años.
Coloqué mi bolso sobre el escritorio y me senté para observar el espacioso lugar. Hace unos ayeres solía hacer mis bocetos en mi habitación o en cualquier otro lugar, pero ahora tenía una oficina propia y empleados a mi disposición para hacer todos mis diseños una realidad. No podría haber pedido más en esta vida.

–Toc, toc

El leve toque sobre la puerta me hizo salir de mis pensamientos, acomodé mis ideas y aterricé en el presente antes de pedir que entraran. La castaña que había sido mi mejor amiga desde hace un tiempo entró con la acostumbrada confianza de siempre mientras sonreía de oreja a oreja.

–Así que finalmente han decidido todo sobre la boda —dijo mientras tomaba asiento frente a mí.

–Bueno, ayer decidimos la mayoría —respondí–. ¿Cómo sabes eso?

–Me encontré a Adrien mientras venía hacia aquí, por cierto, toma.

Me entregó una malteada mientras explicaba que Adrien venía en camino a la oficina, pero en el elevador recibió una llamada de Natalie solicitándole volver en el momento debido a uno que otro detalle, así que le entregó la malteada que venía a dejarme y le pegó la nota de "te amo" antes de irse. Adrien podía ser todo, pero era más detallista últimamente.

–Gracias, Alya.

–No hay nada que agradecer —aclaró–. Por cierto, ¿Qué te parece si salimos a celebrar un poco?

–Es buena idea, pero tengo mucho por hacer —me disculpé mientras señalaba los bocetos sin terminar que tenía colocados sobre la mesa–. Lo siento.

–De acuerdo, pero deberías hacer espacio en tu agenda porque ya estaré preparando tu despedida de soltera, ¿De acuerdo?

–Lo haré —dije riendo–. ¿Cómo va todo con Nino?

–Igual de bien que siempre.

–Dios, ¿Nunca tienen malos días?

–Por favor, no.

La sonrisa con la que acompañó su respuesta lo hizo saber todo, así era perfecto para ella y eso me hacía feliz. No podía alegrarme más por la dicha de mi mejor amiga y al mismo tiempo sentía un poco de celos.

Alya sin dudas alegraba mis días y unos minutos más bastaron para ponernos al día, después simplemente pedí que nos trajeran café y la plática se extendió hasta el atardecer. Había muchas que aún no decidía sobre la boda, pero pude resolver algunas mientras platicaba con ella y además pude obtener una perspectiva extra sobre las mismas.

–Creo que es hora de irme —dijo después de observar el reloj por octava vez.

Reí puesto que había repetido lo mismo antes y seguía frente a mí después de entonces, pero la vi prepararse y entonces fue cuando creí en sus palabras.

–Gracias por venir

Alya se levantó del asiento y caminó hacia la puerta antes de decir: —Gracias a ti por recibirme, —y salir del lugar.
Miré por la ventana, la vista era maravillosa. La inspiración llegó pronto así que volví a lo mío, tomé el lápiz y comencé a dibujar hasta que la notificación de mensajes me hizo dejarlo.

Adrien:
Voy camino a casa, ¿Ya estás ahí? Llevaré la cena.

Adrien. Adrien Agreste y sus maravillosos detalles.
Sonreí para mí misma mientras respondía a su mensaje y tomaba nuevamente el lápiz para hacer unos cuantos trazos antes de ser interrumpida por segunda ocasión.

Adrien:
Ya es tarde, vuelve a casa. No trabajes demasiado.
Te amo.

Él tenía razón, era tarde y no quería quedarme trabajando de más. Así que guardé mis cosas con tranquilidad antes de salir de la oficina. Llevé los cuadernos de un lado a otro, ordené todo lo que pude y me dirigí a la salida, pero mi torpeza fue más rápida y me hizo tropezar con el estante.

Convenientemente, la página y el libro que me mostró el destino fue de aquel que usé durante mi adolescencia. Donde tenía dibujado un poco sobre mi vestido de novia perfecto.
Ahora que estaba a punto de casarme con el chico de mis sueños, no sabía si quería ser yo quien diseñara mi propio vestido o si quería usar el mismo. Pero algo en mí quiso levantar aquel boceto a medias y llevarlo hasta la mesa para tomar un lápiz y reinventarlo todo una vez más.

Será una linda noche, lo sé.


Adrien Agreste:

Un mensaje hizo sonar mi celular, esperé hasta estar dentro de casa para abrirlo.

Marinette:
Cariño, llegaré un poco tarde hoy.
Tengo algo importante que hacer.
Te amo.

Sí, ella es mi futura esposa. Deberé llevar nuestra cena a su oficina en esta ocasión.



Autora:
Hola 🙋🏻‍♀️.
La siguiente vez que actualice, faltarán menos capítulos para la boda del Adrienette.
Espero no estarlos decepcionando con la forma en que estoy siguiendo el fic ♥️.

Sólo un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora