Aceptación

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Desde las gradas Sarada veía la pelea que en esos momentos se estaba desarrollando.

Recientemente se había integrado una nueva dinámica para los genin y chunin, para motivar un mejor entrenamiento se establecieron una serie de mini competencias voluntarias .
Genin contra genin y chunin contra chunin, todo era bastante justo a ojos de cualquiera.

Las competencias de los genin que había ayudado a entrenar habían sido la semana pasada, en esta ocasión ella no había entrado a los encuentros debido a que estaba ocupada con sus misiones, por lo que no había alguna razón practica para estar ahí. Ella quería creer que no sabía porque estaba presenciando aquella pelea, pero por dentro tenía la respuesta de aquella confusión, sin embargo, había algo que la detenía a admitirlo.

Boruto y Mitsuki habían ido a comprar un videojuego por petición del rubio, Chouchou estaba del otro lado del campo en las gradas con la compañía de Inojin. Estaba sola pero no le importaba, estaba tan atenta a la pelea que no se incomodaba por su soledad.

Veía sin despegar ni un segundo su mirada, el otro chico parecía mayor pero Shikadai esquivaba sus ataques con agilidad.

Había escuchado de Chouchou que el taijutsu no era el fuerte de Shikadai, pero eso no era lo que ella veía.
Sus golpes eran rápidos y parecían tener gran impacto.

Ella era buena en los combates en distancia corta tambien, pensó en lo interesante que sería pelear contra él.

No le gustaba ser ególatra pero sabía que era buena en lo que hacía, sin embargo, Shikadai tambien era bastante bueno.

Una inteligencia envidiable, agilidad increíble y técnicas asombrosas, eso era lo que caracteriza a Shikadai Nara.

Sarada no ocupó razonar detalladamente para notar las intenciones del contrincante de Shikadai, estuvo a punto de darle un fuerte golpe con una patada que parecía bien entrenada cuando Shikadai respondió, rápidamente creó un sello creando una corriente de aire que alejo al chico del cuerpo de Shikadai, cuando intento volver a atacar e incorporarse después de haber sido revolcado por aquel viento ya era demasiado tarde, Shikadai ya lo había atrapado con su sombra.

¡El encuentro ha acabado! ¡El ganador es Nara Shikadai! —exclamó quien estaba a cargo de estas dinámicas.

Sin esperar más Shikadai se acercó a su contrincante, extendiendo la mano para el sello de reconciliación.
A pesar de la lejanía, Sarada pudo ver la sonrisa que el Nara le ofreció a su contrincante, era una sonrisa amable y humilde.

Así era él.

Jamás había juzgado a alguien, y aunque había momentos en los que se le escapaban sus pensamientos de su boca, siempre trataba de ser amable con todos, incluso con aquellos que no lo fueron con él.

¿Había realmente algo mal en él?

Esta pregunta hizo estremecer a Sarada, no tanto por la respuesta sino por la razón de hacérsela desde un principio.

Había algo más, sentía más de lo que quisiera admitir.

¿Por qué era tan vergonzoso para ella? La sangre Uchiha la impedía demostrar sus sentimientos de la forma en que quería hacerlo, sin complicaciones.

Su sangre Uchiha le decía que admiración y respeto era lo único que sentía por aquel increíble chico de ojos color esmeralda.

¿Estaba enamorado de él?

Eran solo las insinuaciones de Chouchou sobre que sentía algo por Shikadai, eran solo las habladurías de Kawaki quien alardeaba sobre haber descubierto dicho enamoramiento.
Eran solo esas dos personas cercanas a ella quienes le metían esas ideas en su cabeza, estaban equivocados y no se molesta en dejárselos en claro.

Ya era la hora del atardecer, los encuentros habían acabado y al salir del lugar los colores cálidos llenaban el ambiente. Otoño tenía los mejores finales del día en torno a colores.

¡Ey! ¡Sarada! —una voz conocida la llamó a sus espaldas, se detuvo y giró su cuerpo para encontrarse con Shikadai cara a cara— ¿Ya te vas?

Sí-í —dar respuestas cortas no era algo común en ella, pero solo esa simple palabra fue la que llego a su mente, y aún así se le había escapado con tartamudeo.

Shikadai secaba su cara y cuello del sudor a causa de la pelea anterior, Sarada sintió que algo corría desde su pecho hasta su vientre.
Era como un escalofrío que extrañamente se sentía cálido.

Posiblemente era a causa de el agotamiento y el calor por el ejercicio pero estaba levemente sonrojado.

Era lindo.

Por cierto, felicidades por la victoria, tus ataques fueron impecables debo admitirlo... —había estado tan metida en sus pensamientos que por poco olvido felicitarlo— ...al parecer el vago dentro de ti tuvo mucha motivación hoy, parecías muy decidido a ganar...

No quería decepcionar a mi porra...

Chouchou y Inojin parecían muy entusiasmados dándote ánimos desde las gradas

Me refería a ti... —soltó Shikadai sonriendo de una forma que Sarada no podía explicar.

Debía admitir que aquel comentario la dejo perpleja.
Sintió sus mejillas arder por el sonrojo, pero aún así no despegó su mirada de la de Shikadai.

Al inicio del encuentro te vi en las gradas, me esforcé en la pelea pero no para ganar, solo quería impresionarte... —la confianza que Shikadai tenía hace unos minutos pareció doblarse al desviar la mirada y rascarse la nunca.

Sarada ahora estaba más sorprendida, pero esta vez no se quedo congelada. Soltó una pequeña risa ganando la mirada de Shikadai una vez más.

Lo has conseguido... —Sarada se acercó a él, recargo su mano sobre uno de los hombros de Shikadai para tener un mejor sostén, puso sus pies de puntillas y dejó en la mejilla de Shikadai un pequeño beso.

Ahora quien sentía mariposas en el estomago era Shikadai.
Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y sin notarlo estaba aguantando la respiración.

...pero debo decirte que, incluso cuando no lo intentas, siempre logras impresionarme...

Sarada dio media vuelta y se fue sin agregar algo más.

Shikadai por instinto quiso llevar su mano hasta donde Sarada lo había besado, pero se detuvo y desvío su mano a su cuello, no quería borrar ningún rastro de lo que había pasado, aunque sería imposible para él olvidarlo y tampoco quería hacerlo.

Sarada caminaba sonrojada y con una gran sonrisa en su rostro, estaba avergonzada y emocionada al mismo tiempo.

Estaba sorprendida de lo que había hecho, pero no estaba arrepentida en lo absoluto.

Ya había recorrido algunos metros, dio media vuelta y a la lejanía pudo ver a Shikadai en el mismo lugar, aún la veía.

Él sonrió y ella le devolvió la sonrisa, ambos un poco tímidos por la situación.

Quizás sí estoy enamorada de ti, Shikadai Nara... —susurró antes de dar media vuelta y seguir con su camino.

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EMOCIONES || ShikaSaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora