EMOCIONES || ShikaSara

Serenidad

El sonido de las hojas moviéndose a causa de la brisa hacía más placentero ambiente.

La delicada mano de Sarada acariciando la nunca de Shikadai lo hacía estremecer, pero al mismo tiempo lo relajaba infinitamente.
Ella estaba recargada en uno de los altos arboles que crecían en el bosque Nara, Shikadai recargaba su cabeza en las piernas de Sarada, luchaba para no quedarse dormido, entre el sonido de la naturaleza y las caricias de Sarada en su nunca y cabeza, era imposible estar más en pez.

Estaba tan relajado que sentía unas inmensas ganas de dormir, pero quería seguir sintiendo la serenidad que Sarada le regalaba.
Una serenidad que recorría todo su cuerpo y alma, llegaba y penetraba su pecho hasta su corazón.

¿Quien diría que la chica más problemática de la que pudo haberse enamorado le causaría tal nivel de paz?

Había encontrado su lugar, un lugar al que pertenecía y al que quería pertenecer.

Las fuerzas comenzaron a fallarle, el sueño parecía que lo vencería y antes de caer dormido solo pudo decir la verdad de su mente y corazón.

— Te amo Sarada

Sarada levantó la vista de su libro y sus ojos se abrieron más de lo normal, hizo a un lado el libro y miró a Shikadai sorprendida mientras él ya se encontraba dormida en sus piernas.

Algo se sintió calido en su corazón, era la primera vez que escuchaba esas palabras salir de la boca de Shikadai.

Sarada llevó su mano a su pecho, a pesar de que su corazón latía con rapidez, ella también podía sentir esa serenidad, una serenidad que Shikadai le brindaba, una serenidad que esperaba que nunca le faltara, y si un día me falta sabe que el único que puede dársela es Shikadai.

— Yo también te amo Shikadai

Las palabras no podrán ser recordadas por el dormido Shikadai, pero sin dudas Sarada jamás podrá olvidarlas.

Respiro la mayor cantidad de aire que había en el viento sintiendo la serenidad que su amor les regalaba.

Jamás se imagino que sentir una gran intensidad de amor sería tan pacífico.

.
.
.
.
.
.