SECRETO // ✓

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

Elsie

Christopher se detuvo frente de la casa de mi tía, de lejos podía verla a ella sentada en esa banca que Christopher me encontró después de meses, Maddy estaba en su coche con una manta que me dificultaba verla.

En Tennessee el tiempo no estaba como en New York, la brisa era fresca pero el cielo estaba despejado.

— ¿Vamos? — lo incentive a entrar.

— Vamos. —acepto él.

Christopher bajo del auto y lo seguí, abrí la puerta de casa y cogí de su mano. Lo notaba nervioso, sé que veía a Maddy en fotos estos dos meses, pero se compara a la realidad.

— Tranquilo. — susurré apretando su mano.

Avanzamos hasta donde se encontraban ambas, mi tía sé que se encontraba cantándole una canción a mi hija mientras la meceaba en el coche.

— Hola tía. — ella se volteó y me sonrió cuando vio a Christopher.

— Ya llegaron los tortolos. — dijo ella sonriente.

— Hola Adalia. — saludo Christopher con cortesía.

— Hola Christopher. — se puso de pie y le dio un abrazo. — Los dejó con su bebé que se ha portado tan bien.

Paso por nuestro lado para entrar a casa y di vuelta el cochecito ansiosa de ver a mi pequeña.

Mi niña estaba con sus ojazos abiertos y atenta a todo su alrededor mientras se chupaba un dedo-

— Hola mi amor. — me puse de cuclillas y besé su mejilla.

Estaba bien abrigada, un osito de polar cubría su cuerpo por completo, en su cabeza tenía un gorro de algodón y por encima uno de lana, la mantita de Minnie cubría sus piernas.

— Miro vino papá. — la cargué en mis brazos y le mostré a Christopher, ella sonrió y su padre no tardó en cargarla.

— Hola mi princesa. — Christopher la abrazó y besó sus mejillas repetidas beses. — Lo siento por irme, mi amor, pero ya no más.

Se veía adorable con nuestra hija en brazos y Maddy lucía tan pequeña.

— Vamos adentró nena, hace frío para nuestra hija. — asentí y con una mano cargo a Maddy y la otra me sujetó de la cintura guiándome a la casa.

Le di un beso en la comisura de los labios antes de entrar a casa, pero en ese momento Maddy alzó su mano y con su uña me rasguño la cara.

— Auch. — me quejé tocando mi mejilla. — Celosa al papá.

— Calla que anoche te querías ir de casa...

— Imbécil. — musite soltándome de su agarré, pero me alcanzó en segundos y me devoro la boca.

— No te enojes, Els. — susurró acariciando mi mejilla.

— No vuelvas a nombrar ese tema. — dije fingiendo molestia.

— Vale. — me dio un pico en los labios antes de seguir a la cocina donde se encontraba mi tía.

— ¿Qué haces tía? — pregunté sentándome en el taburete.

— El almuerzo cariño, tenemos un invitado. — dijo alegré corriendo por la cocina.

— Solo es Christopher. — dije con tono indiferente bromeando.

Christopher mi pincho con su dedo en la cintura.

— Chistosita. — susurro en mi oído erizándome la piel con su aliento.