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Naruto dejaba la comida de perro para Kurama en su plato especial. Estaba de cuclillas, con una sonrisa en su rostro y acariciando a su perro; sentado a su lado, impaciente por comer ya su comida.
Al dejarla, se puso de pie y le vio masticar con rapidez aquellos granos, que contenían un olor bastante fuerte. Lo supo al oler su mano que había tocado la comida de perro.
Hizo un gesto de disgusto antes de ir hacia el lavamanos de su cocina para dejar caer el agua y detergente en sus manos, eliminando el potente olor a comida de perro.
Mientras secaba sus manos con un trapo, sintió nuevamente ese mal presentimiento en su pecho, alertandole que algo pasaría. Y no, nada bueno sería.
Sintió el timbre sonar, eso le pareció extraño ya que no esperaba visitas, y su hermano tampoco porque no estaba. Deidara no se encontraba en su casa, había salido junto a Itachi a almorzar. ¿Una cita romántica?
Se dirigió hacia la entrada y con cierta duda abrió la puerta de la misma al escuchar el "soy yo" de su hermano. Supuso que no llegaría hasta más tarde. Recién había pasado media hora desde que se fue. "Vaya cita más patética", pensó con una sonrisa.
Su hermano entró y cerró la puerta. Naruto se sorprendió y confundió ante la mirada de ¿preocupación? que le enviaba su hermano. Nuevamente su corazón se aceleró.
— ¿Qué pasa, Deidara? - preguntó con notable impaciencia en sus facciones.
— Escucha, tranquilízate... — se apuró a decir el mayor. — Estaba con Itachi en nuestra cita, pero apenas llegamos tuvimos que volver a su casa porque le llegó una llamada de su padre diciéndole que Sasuke...
— ¡¿QUE SASUKE QUÉ?! - le apuró. Su ceño estaba fruncido.
— Se desmayó. - respondió. Tocó el hombro de su hermano menor para relajarlo. — Tranquilo, seguro estaba cansado nomas. Ahora fueron al hospital para que vean qué tiene. - Naruto le miró a los ojos, estaban cristalizados. — Ahg... - suspiró, imaginando lo que el rubio menor le pediría. — Llamaré un taxi para ir.
— Gracias, Deidara. - le dio un rápido abrazo por los hombros, corrió a su habitación para calzarse con sus zapatillas y ponerse la playera más cercana que se encontró; una azul.
Esperaron unos tres minutos antes de que el auto haya llegado. Con apuro, se subieron al mismo dándole al hombre la dirección de donde los tenía que llevar. El mayor no se veía de buen humor, y, además, Deidara pudo notar el desagradable olor que emitía: tabaco y sudor. Lo peor era que el aire acondicionado del auto estaba prendido ¡eso significaba que no ventilaria y estaría con ese asqueroso olor en sus fosas nasales por mucho tiempo!
A Naruto, en cambio, no parecía molestarle el olor a rancio que poseía el mayor. Estaba viendo las calles por la ventanilla del auto mientras avanzaba, pensando que así llegaría más rápido al destino. Se mordía las uñas desesperadamente, necesitaba ver a Sasuke y confirmar que estaba bien.
Luego de unos diez minutos, llegaron finalmente a aquel hospital. Naruto se apuró en bajar, Deidara le pagó al hombre y salió corriendo. Cuando estaba fuera respiró y puso una sonrisa en su rostro.
— Ahg, aire fresco... - Naruto le miraba con una ceja alzada.
— ¿Qué te pasa? No seas exagerado ttebayo, no olía taaan mal. Pobre viejo... - rascó su nuca.
— ¡Era asqueroso! Sentía que dejaría de respirar sólo por no oler. Dios mío... Bueno, ¿vamos?
— Sí, por favor.
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Fideo De Ramen Del Destino |NaruSasu
Roman d'amour¿Hilo rojo del destino? No, en Japón existía algo parecido ... pero no exactamente con un hilo. Los habitantes hacían competencias en parejas para ver quienes eran los afortunados en ser unido por el famoso "Fideo de ramen del destino." Pareja princ...