30. "Especial".

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Epílogo.

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Todas las personas llegan a un punto de su vida en el que deciden vivir solas, dejar la vida en la casa de sus padres e independizarse. Sasuke había terminado de guardar los productos que contenían las cajas por su mudanza, ahora comenzaba su nueva vida.

La casa de sus padres quedaba bastante lejos de la universidad a la que asistía por lo que, con la ayuda de sus progenitores y su trabajo de medio tiempo en un local de comida rápida, alquiló un departamento que quedaba a solo unas cuadras de la universidad.

Era pequeño, pero le alcanzaba lo suficiente para vivir. Una cocina unida con el comedor, un baño y una habitación en la que ya acomodó todas sus pertenencias. Lo que más amaba de su nuevo departamento era el balcón, le encantaba quedarse allí por las noches bebiendo un café mientras veía el oscuro cielo con las brillantes estrellas o viendo a su novio por videollamadas.

Lo que menos le gustaba de vivir solo y estar lejos de su casa, era no poder estar con Naruto todo el tiempo. Su novio aún estaba terminando la escuela, su último año en ella. Aún así, se veían lo más que podían. No permitirían que algo los vuelva a alejar.

Se había mudado hace tres días y apenas había terminado de acomodar todo, realmente estaba cansado. Agradecía que sea sábado y no tenía universidad ni que ir a trabajar.

Cuando escuchó el timbre sonrió y se levantó de la cama para ir a la puerta de su departamento. Para Naruto nunca estaría cansado, jamás.

Al abrir la puerta abrazó con fuerza a su rubio, no se veían hace dos días, pero qué importaba. Necesitaban tenerse todo el tiempo, a todas horas.

El rubio entró y lanzó un silbido al ver todo acomodado. Sasuke cerró la puerta y vio la espalda del rubio tapada con una campera de cuero negra.

— Está lindo. - le comentó el rubio a su novio luego de echarle un vistazo al departamento.

— Si, ¿verdad? - sonrió mientras el rubio sacaba algo de su mochila. — ¿Qué tienes ahí? - cuestionó con curiosidad.

— Toma. - le dio un envase de vidrio que contenía café. — Felices dos años, bebé.

Oh, Sasuke lo había olvidado. Se sintió culpable cuando tomó el regalo de su novio, ¿cómo pudo no recordarlo? Supuso que fue por los exámenes finales de la universidad, estaban en noviembre ya.

— Lo siento, me olvidé. - murmuró con tristeza, dejando el café sobre la mesada. — Gracias por el regalo, me encanta. Me había quedado sin. - rió.

Naruto se acercó a él y lo abrazó, dejando un pequeño beso en la cabellera negra.

— No pasa nada ttebayo... me puedes regalar otra cosa. - rascó su nuca, avergonzado cuando se separaron.

— ¿Ah, sí? - apoyó su codo en la mesada mientras lo veía con curiosidad.

— Bueno ehh... jeje... ¿recuerdas cuando me leías las cartas mientras estaba en coma? - preguntó.

—...  Ajá... - asintió con dudas. ¿Con qué le saldría su novio en estos momentos?

— Prometiste modelarme tus bóxers. - dijo rápidamente. Estaba avergonzado por pedir eso, su rostro ardía fuertemente.

Sasuke abrió sus ojos con sorpresa, sus mejillas se sonrojaron y desvió su vista al suelo cuando la vergüenza fue tanta como para no poder sostenerle la mirada a su chico.

Fideo De Ramen Del Destino |NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora