23. "Alejados".

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Naruto intentaba sobrellevar todo el dolor que sentía dentro en los días que pasaban sin ocurrir nada. Una manera que encontró de llenar el vacío que Sasuke le dejó, fue buscar algunas cosas que le gustaban de hacer.

Por ejemplo, por las tardes luego de volver del colegio y descansar un par de horas, salía con Kurama a correr al parque mientras escuchaba música en sus auriculares. Eso le servía bastante ya que no se quedaba acostado pensando solamente en eso, se distraía y, además, hacía ejercicio. Cosa que nunca le haría mal.

Cuando se cansaba, se sentaba en una banca del parque mientras dejaba a su perro libre de correa y salía a correr por ahí. Limpió el sudor de su frente con el puño. Por suerte, el verano ya terminó y comenzó el otoño, no hacía tanto calor.

A lo lejos, veía a Kurama hacer lo que solía hacer a menudo cuando había otros perros: olerles el ano. Rió en una carcajada, recordando lo mucho que Sasuke se había enojado cuando Kurama hizo lo mismo con su gato.

Lanzó un silvido, logrando que su perro vuelva hacia él, y se siente en el piso, a su lado. Cuando estaba por ponerse de pie para seguir el recorrido a su casa, distinguió una cabellera y corrió hacia ella.

— ¡GAAAARAAAAA! - gritó, acercándose a él. El pelirrojo se dió la vuelta con el ceño fruncido, sonriendo cuando vió a su mejor amigo correr hacia él. — Aahh, ¿qué haces por aquí? - preguntó cuando estuvo a su lado, jadeando por haber corrido. Kurama se encontraba tranquilo a su lado con la correa.

— Salí a caminar, lo necesito de vez en cuando. ¿Y tú? - acarició al perro.

— Corría. - sonrió. — Tengo que estar musculoso ttebayo.

— Hn. - soltó una pequeña risa. — Se te ve bien. Pero... ¿sigues mal por el Uchiha? - cuestionó con interés una vez que ambos comenzaron a caminar.

Naruto, ahora que ya no estaba todo el tiempo con Sasuke, le contó a Gaara su problema con él. Lo que había ocurrido y su teoría de por qué lo hizo. Extrañaba tenerlo como su mejor amigo, había olvidado lo bien que le hacía desahogarse con él.

Gaara había estado intentado superar a Naruto en términos de amor. Había llegado a la conclusión que ese cariño hacia él nació porque lo había ayudado en un momento difícil, por lo que lo vió como un héroe y se aferró a él de esa manera.

En esos momentos, el pelirrojo estaba trabajando en su autoestima; quererse y aceptarse más que a cualquier otra persona. Salía para conectar consigo mismo y tomar un poco de aire.

Luego de que Naruto le haya dicho su respuesta, Gaara se le quedó viendo con tristeza y acarició su hombro.

— Espero que el plan de Ino funcione, realmente quisiera verte bien, Naruto. - sonrió. Estaban en la puerta de la casa del pelirrojo.

— Gracias, amigo. - lo abrazó con fuerza, expresándole en ese acto cuán agradecido estaba con que lo haya escuchado, gastando una parte de su tiempo. — ¡Nos vemos mañana en la escuela! - se despidió y comenzó a correr nuevamente.

— ¡Cuídate! - le gritó y soltó una sonrisa antes de entrar a su hogar.

El rubio siguió con su apresurada caminata junto a su querido Kurama; quien estaba muy feliz de volver a correr con su dueño.

Las personas a su alrededor caminaban por las calles sin preocupación, era una tarde bastante tranquila; el atardecer se veía en el cielo medio naranja. Naruto se sentía feliz de disfrutar sus momentos al aire libre, estando con su perro. Había pasado mucho tiempo de que no lo hacía.

Fideo De Ramen Del Destino |NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora