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Al dormir, solía abrazar a su almohada para buscar la comodidad en ella. Le encantaba la sensación de dormir apretando algo.
Pero cuando lentamente sus ojos se abrían, supo de inmediato que lo que abrazaba no era su almohada, era algo mucho más cómodo. También notó que esa no se parecía en nada a su habitación, la suya era mucho más colorida. Tampoco recordaba tener un gato. ¿Acaso su hermoso Kurama había sido transformado por el hechizo de una bruja?
Apretó sus ojos fuertemente, para poder enfocar mejor. Bostezó y levantó su cabeza, viendo a Sasuke dormir plácidamente. Ahora lo recordaba, había ido a hablar con él.
Con una sonrisa de felicidad por verle descansar tan bello, besó su mejilla y la acarició con suavidad. Su corazón latía desenfrenado por la imagen; "Sasuke es tan lindo" pasó por su cabeza.
Su amigo no sabía el mar de sensaciones que le causaba por el simple hecho de existir. Amaba todo de él, siempre lo encontraba lindo o adorable. Le encantan sus gestos, sus facciones... todo.
Pero como balde de agua fría cayendo en su cuerpo, recordó que no tenía el permiso de estar ahí. Quiso ver la hora en su celular, pero recordó que no lo trajo. Podía ver que el sol a penas salía, supuso que estaba a tiempo de irse y que en su hogar no se enteren que no estuvo en la noche allí.
Se sentó sobre el colchón, logrando que Tomatito se acomode en la punta de la cama. Movió con lentitud su brazo sobre el hombro de Sasuke, no quería despertarlo, pero quería despedirse de él.
Su amigo se removió con el ceño fruncido, y Naruto se sintió suertudo al verle abrir sus ojos con esfuerzo. Pudo tener un ataque al corazón por observarlo así, pero se controló.
- ¿Qué? - preguntó Sasuke, luego de recordar el por qué Naruto estaba allí.
- Me iré. - avisó con una sonrisa. El pelinegro asintió y se dió la vuelta, dándole la espalda, para poder dormir. Naruto blanqueó sus ojos. - ¿No me saludas?
- Adiós. - agitó su mano al aire. El rubio sonrió y se acercó a su cuerpo para abrazarlo de atrás. Sasuke se tensó. - ¿Qué pasa?
- Nada ttebayo. - movió su cabeza y besó su mejilla. - Me voy. - volvió a despedirse y se levantó del colchón de su amigo, dándose cuenta que hasta tenía sus zapatillas puestas.
- ¿Tengo que abrirte la puerta? - preguntó con pereza.
- Pues sí... salvo que quieras que salga por la ventana y pueda sufrir heridas. - rascó su nuca al verlo sentarse y estirar su cuerpo mientras lanzaba un bostezo. Luego enfocó su vista en el rubio.
- Molesto. - murmuró con una sonrisa. Se puso de pie, salió de la habitación y bajó por las escaleras, seguido del rubio. Tomó las llaves y abrió la puerta. - Adiós. - palmeó su hombro.
Naruto le hubiera replicado nuevamente sobre que no era un tambor, pero prefirió estirar su brazo y apretarlo contra su cuerpo en un cálido abrazo. Sasuke levantó su cabeza y la escondió en la curvatura del cuello moreno, inhalando el aroma que desprendía. Acarició con su mano derecha la espalda del rubio, queriendo quedarse en aquella acción por mucho más tiempo.
- Adiós, Sasuke. - se separó del abrazo y despeinó aún más su negra cabellera.
El pelinegro le sonrió y vió como caminaba hasta su hogar. Rió con gracia al verlo trepar por el caño que llevaba a su cuarto, y le devolvió el saludo con la mano cuando el rubio también lo hizo.
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Fideo De Ramen Del Destino |NaruSasu
Romance¿Hilo rojo del destino? No, en Japón existía algo parecido ... pero no exactamente con un hilo. Los habitantes hacían competencias en parejas para ver quienes eran los afortunados en ser unido por el famoso "Fideo de ramen del destino." Pareja princ...