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Difícil. Todo en su vida se había vuelto más complicado que de costumbre. Se sentía solo, aunque sabía que tenía personas en quien confiar, no podía evitar sentirse así ante la tristeza que le causaba estar alejado de su novio por un año y dos meses.
Ya había comenzado un nuevo año, se había inscripto en una universidad para estudiar escritura, y le agradaba bastante la idea de llegar a trabajar de lo que le gustaba. Faltaba solo un mes para que sus clases como universitario comiencen, sabía que eso le cambiaría la vida completamente.
Sin embargo, en todo el tiempo que pasó que Naruto estuvo en coma, no dejó de pensar en él. Lo hacía en todo momento; lo imaginaba, lo deseaba, creaba planes para cuando se despierte...
A la vez como lo pensaba todo el tiempo, se había convertido en una persona de llanto fácil. No podía evitar derramar sus lágrimas al menos una vez al día. Todo era tan oscuro en su vida desde que Naruto no estaba para alegrarlo.
Los días pasaban y él no faltaba ni una sola vez al hospital para visitarlo, llevando una carta que le escribió anteriormente para leérsela a su lado.
Su vida se había convertido en un cuento sin sentido, solía hacer cosas por costumbre pero sin tener una motivación. Sentía que todo lo que hacía no tenía sentido, estaba vacío y triste. No sabía qué hacer con su vida.
En un día normal desde que Naruto se accidentó, se vestía con un jean azul oscuro y se colocó su suéter negro abrigado sobre su playera mangas largas. Luego, se calzó con sus típicas zapatillas negras y tomó su mochila para salir de su habitación y bajar a la entrada de su hogar.
Saludó a sus padres, no trabajaban ese día ya que era domingo. Ellos se habían vuelto más cercanos a él, y le agradaba mucho saber que tenía sus apoyos para todo. A veces, solían acompañarlo al hospital y su madre le llevaba flores a su yerno, le había tomado un gran cariño solo por saber lo feliz que le hacía a Sasuke.
Iba tranquilo en el bus, su cabeza estaba apoyada en la ventanilla mientras veía a las afueras sin mucha emoción. Aunque ya nada en su vida le causaba emoción. Era un día nublado, el cielo estaba gris con sus nubes que advertían que quizás llovería. La brisa de viento fresco que entraba por la ventanilla y movía sus cabellos negros le hacía relajar. Siempre le tranquilizó el invierno sin saber la razón de ello.
En ese tiempo, se convirtió en un hombre. Claro, no iba a cambiar tanto en un poco más de un año, pero si se notaban sus facciones más marcadas como su mandíbula o la respingada forma que tomó su nariz. Había crecido unos centímetros, no mucho, pero quizás ahora sí llegue a alcanzar a Naruto cuando se abrazan o se dan un beso.
Ah, Naruto. Sonrió con amargura al darse cuenta de que no dejaba de pensar en él ni un solo segundo que pasaba. Acarició con sus dedos el collar que aún llevaba que le regaló su rubio tonto.
Amaba ese collar, el dije era precioso y que sea por parte de la persona que tanto amaba le hacía quererlo más. Al dormir lo apretada, cuando lo extrañaba lo apretaba, cuando lloraba lo apretaba. No lo soltaba ni un solo momento, sentía que era la conexión que había entre ellos dos.
Cuando bajó del bus, caminó por unas calles hasta estar fuera del hospital. Abrazó su cuerpo, estaba bastante fresco. Había pasado más tiempo allí que en su hogar en todo ese año, conocía el establecimiento como la palma de su mano. Al entrar, las enfermeras lo saludaron con confianza, ya se habían acostumbrado a ver al pelinegro ojeroso que tenía una cara tan triste.
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Fideo De Ramen Del Destino |NaruSasu
Romance¿Hilo rojo del destino? No, en Japón existía algo parecido ... pero no exactamente con un hilo. Los habitantes hacían competencias en parejas para ver quienes eran los afortunados en ser unido por el famoso "Fideo de ramen del destino." Pareja princ...