4.-Fiebre y... ¿FriendZone?

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A la mañana siguiente estoy dándome una ducha. Me siento en mi bañera y miro a las burbujas desaparecer. Es un día muy caluroso de verano. Mi ropa está junto a mí, igual que mis pantuflas. Froto un poco de champú sobre mi cabello, relajándome. Tengo mi teléfono en una pequeña mesa junto a mí. Me deslizo hacia abajo para hundirme en el agua, y al cabo de dos segundos mi teléfono suena. Saco un poco mi cuerpo hacia afuera y seco mis manos para tomar el celular y ver quién era. Dylan llamando. Mi mente asocia su nombre con la incomodidad de anoche y le cuelgo en su intento de llamarme.

-Sólo relájate un poco, Susan.

Vuelvo a mi descanso cuando otra llamada de Dylan aparece en mi celular. Sigue insistiendo así que, quizá podría ser importante. Atiendo:

-Hola, Dylan.

-Susan, tengo un problema-evade cualquier saludo para entrar al caso.

Me sobresalto un poco, valorando su capacidad de decir cosas sin saber si la otra persona lo podría amortiguar-Oh, ¿qué es lo que sucede?

-La nena no ha parado de llorar desde que despertó. De verdad, no sé qué hacer.

Me quedo callada un momento para escuchar el llanto de ella al fondo, y no lo escucho-¿Por qué no está llorando?

-La escondí en el armario-respondió sin cuidado.

No digo nada.

-Susan, sabes para que te lo digo. Necesito que estés aquí.

Ignoro todo sentimiento de incomodidad, aunque no puedo evitar sonrojarme.

Lo pienso, e intenté ser severa y negarme-De acuerdo, estaré allí.

Sólo lo intenté.

-¿Qué haces?-se escucha su típica corta risa entre su frase.

-¿Por qué preguntas?

Su risa continua-¿Estás en la bañera?

Me sobresalto al escucharlo decir eso, y me sonrojo otra vez. Miro a los lados y a la pequeña ventana en el baño, tan alta que casi está en el techo:

-¿Estás espiándome?

-No, ¿cómo crees?-se coloca serio, sin dejar de sonar casual.

-Porque es lo que hago.

-Oh, de verdad lo haces-Susurra pensativo, como hablando para sí mismo.

Sonrío, algo en mis estúpidos sentimientos de adolescente lo encuentra demasiado agradable como para acabarlo aquí-¿Cómo lo supiste?

-Es que escuché el ruido del grifo-contesta como si fuese algo casual-Y del agua cada vez que te movías en la bañera.

Intento no moverme más-Sólo quise relajarme un poco.

Ambos nos quedamos en silencio sonriéndole a la nada, yo lo hago y estoy segura de que él también. No lo sé.

Él interrumpe el silencio:

-¡Susan, mi hija llora desesperada!-dice, para apurarme.

Me levanto de la bañera-Oh, sí. Ya voy para allá.

►▼◄

Me encuentro de pie frente a la cama de Dylan. Mi cabello aún está húmedo por la ducha que acabo de darme. Ambos estamos mirando a la nena quien no paraba de llorar, acostada en la cama de Dylan mientras su cara se vuelve totalmente enrojecida del llanto, completamente en pañales y estremeciendo sus pequeñas manitos y pies, incómoda.

Mi Perfecto Idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora