A la mañana siguiente estoy dándome una ducha. Me siento en mi bañera y miro a las burbujas desaparecer. Es un día muy caluroso de verano. Mi ropa está junto a mí, igual que mis pantuflas. Froto un poco de champú sobre mi cabello, relajándome. Tengo mi teléfono en una pequeña mesa junto a mí. Me deslizo hacia abajo para hundirme en el agua, y al cabo de dos segundos mi teléfono suena. Saco un poco mi cuerpo hacia afuera y seco mis manos para tomar el celular y ver quién era. Dylan llamando. Mi mente asocia su nombre con la incomodidad de anoche y le cuelgo en su intento de llamarme.
-Sólo relájate un poco, Susan.
Vuelvo a mi descanso cuando otra llamada de Dylan aparece en mi celular. Sigue insistiendo así que, quizá podría ser importante. Atiendo:
-Hola, Dylan.
-Susan, tengo un problema-evade cualquier saludo para entrar al caso.
Me sobresalto un poco, valorando su capacidad de decir cosas sin saber si la otra persona lo podría amortiguar-Oh, ¿qué es lo que sucede?
-La nena no ha parado de llorar desde que despertó. De verdad, no sé qué hacer.
Me quedo callada un momento para escuchar el llanto de ella al fondo, y no lo escucho-¿Por qué no está llorando?
-La escondí en el armario-respondió sin cuidado.
No digo nada.
-Susan, sabes para que te lo digo. Necesito que estés aquí.
Ignoro todo sentimiento de incomodidad, aunque no puedo evitar sonrojarme.
Lo pienso, e intenté ser severa y negarme-De acuerdo, estaré allí.
Sólo lo intenté.
-¿Qué haces?-se escucha su típica corta risa entre su frase.
-¿Por qué preguntas?
Su risa continua-¿Estás en la bañera?
Me sobresalto al escucharlo decir eso, y me sonrojo otra vez. Miro a los lados y a la pequeña ventana en el baño, tan alta que casi está en el techo:
-¿Estás espiándome?
-No, ¿cómo crees?-se coloca serio, sin dejar de sonar casual.
-Porque es lo que hago.
-Oh, de verdad lo haces-Susurra pensativo, como hablando para sí mismo.
Sonrío, algo en mis estúpidos sentimientos de adolescente lo encuentra demasiado agradable como para acabarlo aquí-¿Cómo lo supiste?
-Es que escuché el ruido del grifo-contesta como si fuese algo casual-Y del agua cada vez que te movías en la bañera.
Intento no moverme más-Sólo quise relajarme un poco.
Ambos nos quedamos en silencio sonriéndole a la nada, yo lo hago y estoy segura de que él también. No lo sé.
Él interrumpe el silencio:
-¡Susan, mi hija llora desesperada!-dice, para apurarme.
Me levanto de la bañera-Oh, sí. Ya voy para allá.
►▼◄
Me encuentro de pie frente a la cama de Dylan. Mi cabello aún está húmedo por la ducha que acabo de darme. Ambos estamos mirando a la nena quien no paraba de llorar, acostada en la cama de Dylan mientras su cara se vuelve totalmente enrojecida del llanto, completamente en pañales y estremeciendo sus pequeñas manitos y pies, incómoda.
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Mi Perfecto Idiota.
Genç KurguSusan es completamente una "corazón de roca". Nada puede conmoverla o hacerla cambiar, sus bases están clavadas dentro de sí y ninguna persona la hará cambiar de opinión. Pero eso se pone a prueba cuando su mejor amigo Dylan, un chico con más aire e...