28. Real

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La vida es tan... impredecible.
Lo olvidamos muy a menudo.
Damos por sentado muchas cosas, hasta que algo sucede y estas cosas cambian o se pierden.

Un día puedes estar con alguien y al siguiente llorar su pérdida.

Un día puedes estar arriba y al siguiente no saber qué tan al fondo te encuentras.

Un día puedes ser alguien y al siguiente... no serlo más. Despertarte en el cuerpo de otra persona, alguien que no tiene nada que ver contigo. Alguien que no tiene los mismos vínculos que tú. Alguien que puede arruinar tu vida y tus relaciones.

Un día puedes tenerlo todo y al siguiente nada. Lo peor es cuando te das cuenta. Cuando no puedes acercarte a tu familia y a la gente que estimas. Cuando los vínculos se van rompiendo, aquellos que diste por sentado, aquellos que tuviste miedo de arriesgar por más.

Con el paso de los años olvidas lo que algún día aceleró tu corazón. Aquello que minimizaste después de pasar por tanto. Aquello que perdió importancia y valor. Aquello que se volvió tan escaso que al escuchar de él... te muestras escéptico de su veracidad.

¿En qué situación tuve que encontrarme para verlo de nuevo?

¿En qué situación tuve que encontrarme para volver a creer?

Solo bastó una mirada y unas palabras sinceras. Lagrimas y heridas.

Una situación extraordinaria fue lo necesario para que un chico se hiciera escuchar. Para que levantara su voz. Mostrara su determinación y su deseo de libertad. Peleara, no solo por él, si no también por el ser amado. Todo contra uno de los más grandes y poderosos clanes.

Tendría sentido que se sintiera pequeño estando frente al gran Consejo de ancianos del clan Hyūga, pero la forma en la que se desenvolvió y defendió su caso... demostraba su deseo y anhelo de libertad. Perseguía su felicidad. Después de lo sucedido, tenía sus razones y ya no había nada más que perder. Si bien, su tío, el patriarca, Hiashi Hyūga, aunque se mostraba severo, podía notarse que lo apoyaba y se mostraba orgulloso de él, aún cuando el Consejo no parecía estar de acuerdo en aceptar sus peticiones.

El debate fue largo, así como la toma de decisiones. Difícil... esa palabra quedaba corta a la hora de referirse a lo complejo que había sido ese día.

Solo. Sin apoyo de nadie. Él se notaba frustrado y cansado. Su mirada observaba con anhelo y constancia la puerta que daba a las calles de la aldea. Aquellas que seguramente lo llevarían al hospital donde ella se encontraba convaleciente. Aquella chica de la que había sido privado de ver.

El clan Hyūga era reconocido por sus viejas costumbres. Un clan estricto y severo hasta con su propia gente. 

¿Acaso ese joven podría anteponerse a sus reglas y estipulaciones, cambiar un poco su manera de pensar y lograr su cometido?

Ciertamente, no podría hacerlo por si solo. Los ancianos del Consejo eran duros y no se dejarían ablandar tan fácilmente. Pocos realmente lo escucharían.

Tenían razón al decir que el mundo estaba cambiando y que con él debía cambiar de igual manera el pensamiento, claro, no olvidando nuestras raíces, pero evolucionando y floreciendo a algo mejor.

Si te quedas tanto pensando en el pasado, no serás capaz de avanzar hacia el futuro y el presente desaparecerá sin darte cuenta.

Tantos años atrapado en pensamientos retrógrados que solo te privan de vivir el nuevo mundo.

ByaringanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora