"Walter"
-Oh vamos! No seas aguafiestas Alessandra- Kevin se quejó recargado sobre los estantes de la librería.
-Kev, ya sabes que a mí no me gustan ese tipo de cosas - sonreí demostrando un gesto de disculpa, acomodé algunos libros tratando de no perder la paciencia mientras Kevin se quejaba como un niño chiquito, ayudándome en absolutamente nada.
Hoy Kevin me había traído a la librería, Aster me dijo que no podía traerme y tenía cosas que hacer. Me pareció sospechoso pero lo deje pasar. Aster últimamente se estaba comportando muy distante.
Afortunadamente, cuando salí de mi casa, Kevin ya se encontraba afuera de mi casa esperándome para ir a trabajar.
-¡Vamos, tienes que ir!- insistió -No va a ser muy grande la fiesta, además no quiero ir solo- hizo un gesto con sus labios como si estuviera triste.
-No vas a estar solo, si no me equivoco va a ir Mich.
-Es por eso que quiero que vayas, Mich todavía no es mayor de edad y voy a tener que cuidarla como si fuera a la fiesta para ser niñero.
-Mich no es una niña, solo le llevamos dos años Kev.
-¡Exacto! ¡Mich tiene quince años!- exclamó dándose la razón -¿Cómo se supone que voy a cuidar a una adolescente en una fiesta mientras me emborracho?
-Estoy segura que Mich se puede cuidar por sí sola, y no hay manera que yo vaya a esa fiesta Kev.
No me gustaban mucho las fiestas donde había demasiada gente; no me sentía cómoda y la música ruidosa solo provocaba que me estresara lo suficiente como para querer buscar un escape y no sentirme chiquita.
Kevin se cruzó de brazos haciendo un reproche como niño chiquito, yo solo sonreí poniendo los ojos en blanco mientras le daba palmadas reconciliadoras en el hombro.
-Para la próxima inventa un mejor ensayo para poder convencerme.
Negó con la cabeza sonriendo.
Me dirigí hacia las escaleras para poder subir al segundo piso de la librería, subiendo, Kevin me gritó desde el primer piso.
-¡Oh, sí eso implica que por una vez en tu vida vayas a una fiesta créeme que lo haré!
Le levanté el dedo del medio sin siquiera voltear mientras subía las escaleras, sonreí.
Hoy me sentía bastante bien, se podría decir que estaba contenta. Hoy no peleé con mamá, me fue bastante bien en la escuela, No tenia que usar esa maldita banda que cubría mi muñeca, ya que lo rojo se habían vuelto cicatrices.
Me acerqué contenta a el estante donde se encontraba Aster acomodando algunas sagas y libros.
Cuando me paré junto a él pensé que iba a iniciar la conversación como siempre lo hacía, pero al cabo que recurrían los segundos y nada pasaba decidí dar la iniciativa.
-Hola ¿Cómo estás?
-Hola- fue lo único que salió de su boca, sin siquiera mirarme.
Por un momento pensé que estaba bromeando conmigo, ya que nunca había sido así de seco conmigo.
-¡Vaya! Qué hola tan seco, si quieres voy por una cubeta de agua al almacén y lo remojamos un rato- al ver que no hacía ni la mínima sonrisa me preocupé.
Traté de traerlo de nuevo al mundo asomándome entre el estante y su cara. Al ver su cara la sonrisa se borró de mi cara de inmediato y puedo jurar que me puse pálida como si hubiera visto un fantasma.
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Diario de un Columpio
RomanceUn Columpio. Un niño inmaduro. Una niña tonta. Un pasado enterrado que volverá a unirlos después de tantos años de no haberse visto a pesar de ser prácticamente vecinos desde los cinco y seis años. ¿Casualidad? ¿Destino? ¿Coincidencia? Aster Glen e...