Capítulo 4

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"El club de los empleados aburridos"

Mamá me recogió en el colegio como todos los días.

Llegamos a casa, la comida ya estaba preparada y sobre la mesa.

Subí a mi habitación para dejar mi mochila con mis cosas y cambiarme para poder ir a trabajar.

Después bajé a comer con mi mamá.

-¿Como te fue hoy en la escuela?

-Lo mismo de siempre- hablé mientras comía ya que traía prisa -Mis "amigos" son un asco de hipócritas en los cuales no confío, las clases son lo mismo de siempre y trato de sobrevivir a esa cárcel que se hace pasar por escuela.

-¿Así que, nada a cambiado eh?

-Nop- negué con la cabeza.

Terminé la ensalada que me había preparado mamá y coloqué el plato en el lava platos.

-Gracias mamá.

-De nada mi niña, cuídate. ¿Ya llegó Aster por ti?

-Si mamá, ya está afuera esperándome- mentí.

Abrí la puerta de mi casa, agarré mis audífonos, los conecté a mi celular, puse la playlist que tenía para ir en bicicleta, tomé mi bici y empecé el camino de ida a mi trabajo.

Me encantaba andar en bici con música fluyendo a través de mis audífonos.

Sentía que me desconectaba del mundo, me sentía libre.

Soy más de esas personas que evitan los problemas o huyen.

Si mi cuerpo en sí no puede, pues que mi cerebro lo haga.

No duró mucho tiempo.

¿Has sentido esa sensación cuando vas en la calle caminando o haciendo algo y sientes que algo o alguien esta viendo?

Bueno la misma sensación sentí yo.

Pero en vez de ser un asesino o un acosador, era el inmaduro de mi vecino persiguiéndome en su auto.

Me aparté un poco de la calle y bajé la velocidad.

Él pasó justo a lado mío y paró el auto.

-¿No se supone que te recogería en tu casa para llevarte a trabajar?- hizo una mueca desde el asiento del conductor.

-No- respondí -Específicamente ayer, te dije desde mi ventana que no era necesario.

-Vamos sube al auto, no te voy a dejar ir sola a trabajar en bicicleta.

-Si te cabe en la cabeza que esto- señalé mi bicicleta -lo he echo desde muchísimo antes de que tú -lo señalé a él- regresaras de dónde sea que te metiste los últimos cinco años.

Ignoró mis quejas.

-Vamos sube- dio palmadas en el asiento del copiloto -Mi mamá me va a matar si se entera que te dejé ir sola en bicicleta a trabajar.

-Déjame lo pienso- me volví a poner mis audífonos y empecé a pedalear -No gracias.

Avanzó un poco lentamente en el auto -No te voy a dejar ir sola al trabajo sabiendo que te pude haber llevado yo.

-NO. discusión terminada.

-Bueno después no te quejes de que no te lleve a trabajar en mi precioso auto.

-Quisieras.

Solo vi como aumentó la velocidad de su auto y se marchó.

Llegué minutos después a la librería y me puse mi gáfete.

Iba en la parte derecha de mi pecho y decía "¿En
qué puedo ayudarte?"
"Mi nombre es: Ale"

-Hoy te tardaste en llegar.

Mi compañero de trabajo y muy buen amigo Kevin, me reclamó acomodando unos libros en el estante.

-Un gran idiota me retrasó.

-Uh chisme, me gusta, sigue contando- paró lo que sea que estaba haciendo con los libros para ponerme más atención.

-No tiene importancia- puse los ojos en blanco y empecé a ayudar con los libros.

-Por el tono que estas usando, puedo asumir que es un chico- me levantó las cejas pícaramente.

-Solo el inmaduro de mi vecino.

-¿El pelirrojo que te molestaba años atrás?

Asentí todavía acomodando los libros que Kevin dejó de acomodar para poder escuchar el supuesto "chisme".

-Pero, ¿Qué no a él lo habían mandado a una escuela militar hace cinco años?

-Pues al parecer decidió que era un buen momento para regresar.

-Esto es épico- empezó a reirse a carcajadas.

Yo no le encontraba lo chistoso a mi caso desastroso y horrible, pero le seguí la risa porque me daba risa su risa.

Kevin ha sido uno de mis amigos mas cercanos desde la primaria, ese chico era y es, la persona más divertida que he conocido en mi vida.

Cuando nos dimos cuenta de que ya era hora de independizarnos, aunque sea un poquito y conseguir dinero, los dos acordamos que ya era hora de empezar a trabajar y los dos decidimos trabajar en una librería.

Kevin además de siempre hacerme reír hasta en los peores momentos, me a dado los mejores consejos.

El sigue insistiendo en que me tiene que ayudar con los chicos, porque créanlo o no, el sabe muchísimo más como conquistar a un chico que yo.

Si, Kevin es gay.

La primera vez que salió del closet fue conmigo, y fue a los dieciséis años.

Desde aquel entonces el insiste en que le deje ayudarme con los chicos, pero yo no creo que sea necesario.

-Hablando de pelirrojos....

-¿Qué?- pregunté confundida.

-Hoy se integró al hermoso club de "Empleados aburridos que por opción propia trabajan en una librería"...

Me reí de su etiqueta hacia nosotros.

-Un bombón pelirrojo que uffff- puso una mueca de que el chico en verdad estaba guapo y Kevin definitivamente se lo quería comer como un bombón.

-¿Ah si?

-Sip, está en el piso de arriba acomodando libros en la sección de Fantasía.

-¿Y por qué no te veo en este momento coqueteando con el?- bromeé.

-Nah, muy hetero para mí.

Le di dos palmadas en la espalda.

-Lastima...

Me dirigí a las escaleras que daban hacía el piso de arriba.

-¡Ey! ¿A dónde crees que vas?- masculló desde abajo.

-Arriba a darle la bienvenida a el nuevo miembro del club "Empleados aburridos que por opción propia trabajan en una librería"

Nos reímos los dos y yo seguí mi paso hacia arriba.

Atravesé todas las secciones de libros hasta llegar a la de Fantasía y....

Carajo.

Diario de un ColumpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora