"1000 razones por las cuales Mich y Connor son shippeables"
La canción terminó, Aster y yo sonreímos.
Terminamos separándonos y pude admirar una vez más sus pecas, su sonrisa, sus ojos y su cabello.
-¿Ya te mencioné que me gusta muchísimo tu cabello de zanahoria?- dije divertida mientras le revolvía el cabello con mi mano.
-No, pero recuerdo cuando me decías así cuando éramos niños y te hacía enfadar.
-Zanahoria deforme- recordé con una sonrisa de nostalgia.
-Odiaba ese apodo.
-Oh, tú sólito te buscaste mi adorable apodo.
Reímos. Si cuando era niña me hubieran dicho que en el futuro estaría completamente enamorada y recordando viejos momentos con el zanahoria de mi vecino, me estaría riendo a carcajadas pensando que sería un mal chiste.
-Hablando de zanahorias... voy con la otra pelirroja a ver como se la está pasando.
-Sí, te acompaño, yo voy con Connor.
Nos acercamos poco a poco y pude percibir una gran charla y una sonrisa llena de brillo en Mich.
Cuando llegamos me coloqué detrás de Mich y cubrí sus ojos con mis manos.
-¿Quién soy?- dije alterando mi tono de voz para que no fuera tan obvio mi presencia.
-Déjame adivinar. Manos más chiquitas que las de un niño de siete años, suave olor a vainilla.... ¿Alesita, eres tú?
-¿Enserio es tan obvio?- me quejé devolviendole la vista a Mich.
Mich, Aster y Connor rieron al unísono.
Hablamos un poco entre los cuatro y después Mich y yo nos alejamos para ir por una bebida, pero sobre todo para el chismesito.
-¿Fue tu idea invitar a Connor?- dijo con un gesto de emoción y nervios.
-Mía y de tu hermano.
Mich palideció.
-Tranquila, él sigue sin saber absolutamente nada- sonreí -Es muy tonto como para darse cuenta.
La cara de Mich volvió a su color normal.
-Mejor. Si Aster se entera que su hermanita menor siempre tuvo un flechazo por su mejor amigo de toda la vida...- dijo negando con la cabeza.
Llegamos y nos servímos bebidas. Mich y yo chocamos los vasos y bebimos.
En menos de segundos Aster venía hacia nosotras en velocidades inexplicables y Connor literalmente corriendo detrás de él.
-Oh no, no en mi jardín, pelirroja- le dijo a Mich quitandole el vaso de las manos.
-¡Oh porfavor! ¿Enserio Aster?
-No vas a beber alcohol. Eres una niña chiquita.- bebió del vaso de Mich.
Oh esto se iba a poner muy bueno.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Columpio
RomanceUn Columpio. Un niño inmaduro. Una niña tonta. Un pasado enterrado que volverá a unirlos después de tantos años de no haberse visto a pesar de ser prácticamente vecinos desde los cinco y seis años. ¿Casualidad? ¿Destino? ¿Coincidencia? Aster Glen e...