Capítulo 34. 🥃

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Rescate

Soy tan tuyo que nunca volveré a ser mío. -Ron Israel.



Alessandro

He perdido a muchos desde que tengo memoria, he tenido gente que se ha alejado de mí y me ha dolido. Pero nada se compara a lo que siento en estos momentos. Es más, odio el hecho de que piense que ya he perdido a mi hija. Yo sé que ella está bien y pronto estará conmigo una vez más.

Durante más de dos días, no he parado de quitar de mi mente el rostro de mi hija, de lo feliz que era horas antes de que ella haya desparecido. Durante estos días no he hecho otras cosas más que buscar por aire, mar y tierra el paradero de mi hija. Cómo fue obvio muchos de mis hombres fueron a parar a la isla Razzoli. No hay nada, no encontraron ningún indicio de que ellos hayan estado ahí. Andrew me dio la idea de que buscar a en islas cercanas. Eso hacen, pero aún no tengo noticias.

Si encuentran algo, solo espero que puedan entrar, ya que la última vez había cientos de militares custodiando las costas de la isla.

Termino por dar el último sorbo a la botella que tenía a lado y me quejo por el hecho de que se terminó. Miro hacia el pequeño bar de la oficina, solo para comprobar que en efecto ya no hay botellas.

Lo raro de esto es que no estoy tan ebrio como pensé.

Me levanto del escritorio tambaleándome y apoyándome en las paredes para no caer. Cuando estoy por salir la puerta casi de abre en mi cara, me deja ver a Gianna segundos después. Joder.

—Alessandro... —me toma del brazo intenta ser mi apoyo para no caer.

—No me toques —intento alejarme. Parezco un niño malcriado, pero no puedo evitarlo cuando sus palabras se reproducen en mi mente.

No solo esas, todas las que me dijo Enzo, las pocas grabaciones cuándo ella estaba con Marino. Todo se acumuló ahora mismo.

—Solo déjame ayudarte...

—¿Sabes cómo podría ayudarme? —me separo de ella —quizá haciendo algo por encontrar a la niña. Joder, tu tío es el gobernador de este puto lugar y no veo a policías buscándole, no veo la foto de mi hija en las noticias para decir que está pérdida y que es Matteo quien la tiene y no mi padre.

Ya puse una denuncia en la policía. Ellos también están en investigación. He decidido que la prensa no se entere de esto para por respeto a mi hija. Alonzo sabe de esto y también tienen muchos moviéndose por toda Italia.

Incluso me dijeron que esto podía durará meses y que lo único que podía hacer ese rezar. Me reí.

—Alessandro, debes descansar y...

—No... —regreso mis pasos hasta el escritorio— no voy a parar hasta encontrar a mi hija. No voy a detener hasta ver el mundo arder, no voy a parar hasta degollar a Matteo como una puta gallina por llevarse a mi hija.

Ella solo me mira como si fuese un desconocido, unas lágrimas salen de sus ojos y solo me deja solo una vez más... No voy a olvidar lo que me dijo, no voy a perdonar tan rápido por decirme que yo tengo la culpa de que Alessia no esté aquí.

Joder, todo el maldito pasado regresa. Ella no me ama, ella odia todo lo que hago y solo está conmigo por la niña. Siempre ha sido así y nunca voy a poder cambiar esa realidad. La mirada se me desvía una vez más a la puerta de mi oficina y cuando pienso que se trata de Gianna una vez más, me equivoco es Enzo. No sé en qué momento llegó hasta Palermo, pero lo agradezco.

Senza Mafia © | ITALIA 2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora