Ámbar una chica que se va de intercambio a estudiar, con un secreto familiar en sus manos, conoce a Matteo un futbolista famoso y se enamoran, pero se debate en un dilema entre seguir a su corazón o hacer justicia.
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Regresé a la cabaña...no podía dejar que Matteo se enfermara más, así que lo primero que se me ocurrió fue tomar su auto e ir a cualquier farmacia para conseguir medicamento.
Ámbar: Ay Dios mío-acaricio su frente- Estas ardiendo-susurro. Matteo: Ámbar-tomo su mano- No te fuiste-sonrío. Ámbar: Tomate está pastilla-la coloco en su mano- Te va a ayudar para que se te baje la fiebre. Matteo: Gracias...gracias-me siento. Ámbar: ¿Ya pasó?-asiente- Acuéstate. Matteo: Ámbar...no me dejes. Ámbar: No te voy a dejar solo-sonrío. Matteo: Júramelo-suplico. Ámbar: Te lo juro...descansa, duerme ¿si?-acaricio su mano- Necesitas descansar.
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Ámbar: Matteo...Matteo-acaricio su frente. Matteo: ¿Qué hora es?-tomo su mano. Ámbar: No sé...hace rato oscureció, ¿cómo te sientes?. Matteo: Creo que mejor-toso- ¿Por qué regresaste Ámbar?. Ámbar: Porque sentí remordimiento-mentí- De dejarte aquí solo y enfermo. Matteo: Pues gracias, pero...no te entiendo. Ámbar: ¿Qué es lo que no entiendes?. Matteo: Pues que hayas tenido esa consideración conmigo cuando estabas decidida a matarme. Ámbar: Estaba muy enojada y tampoco quería dispararte a ti, no te iba a dar, por eso tire al aire. Matteo: Creo que tu deseo era otro. Ámbar: Mejor voy por agua-me levanto. Matteo: Ámbar-me siento- Mañana te voy a llevar de regreso a la ciudad. Ámbar: ¿Qué te hizo cambiar de opinión?. Matteo: Entendí que no tiene caso que te retenga si tú no quieres estar conmigo, sino con Emilio, no puedo luchar contra eso.
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¿Recuerdan a Tomás Alvarado?...mi ex compañero de colegio, hace unos días volvimos a estar en contacto y esta noche me ha invitado a cenar por supuesto que acepté y ahora nos encontrábamos en uno de mis restaurantes favoritos.
