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Jimin estuvo tentando a negarse, porque de verdad las ganas de estar rodeado de esas personas no le agradaba ni un poquito. Se estaba metiendo a la boca del lobo, pero ¿Cómo decirle no a aquella petición?

Jungkook lo había pedido de una manera tan bonita, tan sutil que su corazón cansado se llenó calidez. Con él le estaban pasando cosas que con nadie más le había sucedido y eso hacia que inevitablemente su ilusión por el hombre creciera. Sin embargo, estaba al tanto de que las personas en ese lugar no lo considerarían digno de estar allí.

Así que luego de unos eternos minutos le dijo que sí, y ahora se encontraba ahí parado frente a esas cuatro personas. El señor canoso lo veía con genuina confusión, las chicas también, a pero la señorita Lalisa, ella lo miraba con odio e irritación. Y quizás se arrepintió un poco de haber aceptado acompañarlo, Jimin simplemente se había deslumbrado ante sus palabras y por eso había olvidado que ella estaba presente, y que además su jefe estaba ahí en primer lugar por trabajo no por diversión.

Tonto, tonto y más tonto, se repetía mentalmente.

—Buenas tardes.— dijo, reverenciando a los cuatro. Solo los confundidos respondieron su saludo. Bueno, al menos no eran mal educados.

—Disculpen el extraño momento de antes, Jimin y yo teníamos un asunto pendiente que no habíamos finiquitado.— habló Jungkook mirando al hombre y a las chicas, ellos asintieron sin problema— Les presento a mi secretario, Park Jimin. Él es mi nuevo colaborador para la próxima colección y las bellas señoritas son sus sobrinas.— le hizo saber.

—Oh, un gusto conocerlos, y disculpen la interrupción.— dijo un poco avergonzado.

—¡No te preocupes, Jimin! Un gusto, yo soy Boky.— se presentó la rubia.

—Y yo soy Mony.— se presentó la castaña.

Jimin les sonrió un poco, a gusto con su trato hacía él.

—Y al señor Lee ya lo debes conocer.

—Por supuesto, permítame decirle que mi madre y yo hemos seguido su colección todos los años.— aparte de trabajar con telas, el hombre tenía una línea de revistas que su madre era fan de comprar para el entretenimiento, y no podía pasar la oportunidad de hacerselo saber.

—Vaya, gracias, Jimin.— el hombre asintió invitandolo a sentarse. Vio por el rabillo del ojo la expresión frustrada que la prometida de su jefe estaba haciendo, sin embargo se permitió por una vez en la vida ignorarla y sentarse al lado de la linda chica rubia quien no dudó en hacerle espacio con una amable sonrisa en su rostro.

—Gracias a ustedes.— murmuró sentadose y acomodando sus lentes que se habían corrido por el puente de su nariz.

Aún estaba un tanto nervioso y muy avergonzado, pero cuando las chicas empezaron a hablar y hacerles preguntas se relajó considerablemente.

—Y cuéntanos Jimin, ¿De dónde eres?

—Oh, soy de Busan, pero me mudé hace mucho aquí.— le respondió a la castaña.

—¡Busan es tan hermoso!

—Lo es, en realidad yo también soy de allá.— corroboró Jungkook, añadiendo ese dato que nadie sabía, además de él y la mujer a su lado.

Patito feo➫Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora