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Al siguiente día realizó todo de manera automática, como si fuese un robot.

El vuelo salía a las siete de la mañana, así que se levantó a las cinco arreglando sus maletas y armandose de valor para enfrentar a sus padres en esta decisión.

Claro que no esperó el apoyo absoluto de su madre.

Ella entró en algún momento cuando doblaba su ropa.

—¿Qué estás haciendo?

Jimin volteó a mirarla a los ojos, y no tuvo que decir mucho para que ella viera a través de él, la mujer se acercó decidida y lo tomó en sus brazos como una madre consolando a su bebé. Acarició su cabello y besó su mejilla.

—Sea lo que sea que haya sucedido, tomate tú tiempo, estoy aquí para tí.— susurró.

Jimin sonrió a medias, abrazándola un poco más. Si bien su madre era un mujer de carácter fuerte, también era una mujer amable y comprensiva, él amaba los abrazos que ella le otorgaba y en ese justo momento le caía como anillo al dedo. Un abrazo sincero, y palabras sinceras.

Luego de ese pacífico momento ella lo ayudó un poco a empacar hasta que decidió ir a prepararle algo para el camino.

Con su padre fue otra historia.

Cuando tuvo todo listo bajó con sus dos maletas y sus ojos hinchados, también bajó con desánimo y la cabeza gacha. Ya había comido su desayuno y el taxi ya estaba apunto de ir a recogerlo.

Su padre estaba viendo televisión en ese preciso instante, cuando notó el equipaje frunció el ceño levantándose lentamente hasta verlo a la cara. Jimin sabía que para sus padres verlo triste era lo peor del mundo, por eso su padre lo sobreprotegía tanto.

—¿Vas a algún lado?—Preguntó inmediatamente inspeccionandolo de arriba hacia abajo—¿Estuviste llorando?

Jimin limpió sus ojos rápidamente acomodando sus lentes sobre el puente de su nariz, y negó simplemente mirando al piso.

—Papá... En realidad, me iré unas semanas a Busan.— susurra con suavidad, sin levantar la mirada y perdiéndose el, mucho más, ceño fruncido de su padre— Me ofrecieron un trabajo diferente con mucha más paga y he decidido tomarlo.

—No, no irás.— contestó inmediatamente el hombre.

Entonces Jimin mordió su labio mientras subía la mirada para verlo a los ojos.

—No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando, papá.— sentencia, y aunque por fuera su cara estaba sería por dentro moría de miedo, nervios y ligera nostalgia— El taxi ya debe estar afuera...

Su padre se quedó con la boca abierta mirándolo fijamente, no queriendo creer que su único hijo se estaba revelando contra él.

En ese momento Taehyung entró por la puerta, pareciendo un angelito que no rompía ni un plato. Anoche Jimin lo había llamado y le había contado absolutamente todo lo que sucedió así que su amigo ya estaba al tanto de lo que estaba pasando.

—Eh... Buenos días...— murmuró Taehyung sonriendo mientras sentía lo tenso que estaba el ambiente— El taxi ya está afuera.— avisa ganandose un gruñido de padre protector de parte del hombre mayor.

Patito feo➫Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora