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Esa mañana, las cosas estaban yendo de bien a mucho mejor.

Sobre todo cuando Angelina apareció por la oficina del azabache. Todos en la empresa sabían de antemano quién era ella y por ello tuvo una bienvenida calidad y llena de aceptación.

Jungkook particularmente estaba encantado de tenerla en sus instalaciones. Había pedido una cita con ella, pero la mujer era tan buena persona que quiso ir a verlo y tomar su tiempo para él. Y no lo malinterpreten, el azabache tenía cierta admiración por la rubia, pero nada más, la respetaba y creía firmemente que era una de las mejores influyentes extranjeras de Corea.

Cuando entró por la puerta, pareció que la habitación se iluminó por si sola, Angelina cargaba un atuendo sencillo pero elegante; una camisa blanca con mangas arruchadas, un pantalón a la cintura negro y unas zapatillas de tacón marrón clarito, sus accesorios eran sutiles pero que complementaban el outfit. Su melena rubia estaba suelta y tenía ondas en las puntas.

Angelina venía de Estados Unidos, y a pesar de tener tanto conocimiento en diversas áreas él y su familia la conocieron por medio de una agencia de modelaje de la que ella es dueña.

—¡Angelina!— exclamó con una sonrisa, levantándose de su asiento para recibirla.

—Aquí me tienes, Jeon Jungkook, espero que tengas algo bueno para mí.— dijo a modo de saludo, dándole un corto abrazo.

—Lo hago, tengo muchas cosas buenas en la palma de mi mano.— le hizo saber, invitandola a sentarse frente a él.

Había pasado exactamente una semana desde que cerró el trato con el señor Lee, luego convocó una reunión para hacerle saber a sus accionistas cuáles serían los siguientes planes. Así que Yugyeom se encargaría de la colección y él de dar el dinero y buenos materiales que se los proporcionaría la compañía del anciano canoso de Lee. Y ahora es donde Angelina formaba parte de la ecuación.

—Entonces, Jungkook, cuéntame.— pidió la mujer, su espalda recta y ojos fijos en él.

—Bien, la próxima colección será algo más.— le dijo, abarcando espacio con sus manos— el señor Lee y yo hicimos un acuerdo que nos beneficiará a ambos, yo uso sus telas y él me está otorgando el placer de utilizar su salón de eventos para la colección, la prensa estará presente y habrán invitados especiales.— la mujer alzó las cejas, reconociendo que aquello era algo bueno— Y aquí es donde entras tú— puntualizó—, todos en Corea te adoran y sería para mí un honor utilizar tu agencia y tus conocimientos para que el evento sea aún mejor. Claro que eso ya lo tendrías que tratar con Yugyeom, si es que aceptas.

—¿Estás demente? ¿Crees que sería capaz de desperdiciar está oportunidad?— preguntó con incredulidad y burla a la vez.

—Eso quería escuchar.— Jungkook sonrió triunfal— Bueno, ahora eres libre de invadir mi empresa todo lo que desees.

—Oh, no lo digas muy alto.— le siguió el juego, sonriendo.

Jungkook iba a soltar alguna otra broma cuando la puerta de la oficina de su, ahora, asistente se abrió, y por ella salió un pelinegro con carpetas en la mano. Jimin no se había dado cuenta de que la rubia estaba ahí hasta que elevó la mirada y abrió la boquita en una "o" graciosa.

Patito feo➫Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora