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El pelinegro iba caminando a paso apresurado por las calles locales, ya alejado de su seguro hogar. Sus lentes resbalaban cada cierto tiempo haciendo que su mano fuera al centro de su rostro para ponerlos en su lugar, su mochila estaba muy bien ajustada para no sufrir ninguna desgracia al perderla, pero comenzaba a sufrir los horribles dolores de espalda. Ignorando lo anterior, caminaba aun más rápido viendo de minuto en minuto su reloj de mano, sintiendose inseguro y algo nervioso.

Dobló la esquina y a los metros detalló una de sus últimas esperanzas, casi que corrió. Cuando llegó fue recibido por un guardia que le miraba expectantes y extrañado.

—¿Se le ofrece algo, joven?— preguntó aquel hombre. El pelinegro asintió frenéticamente.

—E-e-h, eh.. Si.— se recrimino mentalmente por empezar su fastidioso tartamudeo, carraspeo y suspiro profundo— vengo por la entrevista de trabajo.

El hombre asintió lentamente.

—¿Cuál es su nombre? Para poder nombrarlo.

—Oh, claro. Park Jimin, señor.— dijo algo tímido, el hombre avanzó hacía un teléfono cercano y marcó unos números hablando algo ininteligible para el chico de lentes. Hizo un puchero mientras fruncía el ceño al ver que la hora casi se hacía y no quería llegar tarde.

—Bien, Joven Park puede pasar.— dijo el hombre dándole paso a las puertas abiertas por el mismo, hizo una pequeña reverencia y pasó acomodando su ropa, a si mismo sus lentes.

La sala de espera de la empresa Modas Jeon le dio la bienvenida, todo era elegante y moderno, habían sofás negros perfectamente arreglados, las paredes se combinaban entre el color crema con el color naranja y algo de verde, con un piso claro y brillante.

En el cubículo de la recepción, a demás de estar en letras grandes y claras el hombre de la empresa, se encontraba un joven rubio muy hermoso con un teléfono en mano y escribiendo algo en un libro, delicadamente se acercó a él queriendo llamar su atención pero fracasando en grande como siempre.

—D-disculpe..— carraspeo buscando bien su voz— Disculpe— volvió a hablar pero nada— ¡Disculpe, joven!— casi que grito y fue cuando este chico rubio le miro alzando la cejas.

—¿Si, que se le ofrece?— preguntó amable.

—T-tengo una entrevista de trabajo para secretario de presidencia.

—¿Cuál es tú nombre?— le volvieron a preguntar.

—Park Jimin.

—¡Ah, claro! Adelante, sube por el ascensor al tercer piso y busca la sala de juntas. Ahí será la entrevista.— le explicó aun amable dándole una pequeña sonrisa que hizo sentir cálido al pelinegro. Asintió y se encamino directo al ascensor, adentrándose y a los minutos estando en el piso dado.

Habían dos escritorios a la izquierda, uno a la derecha por donde avanzó, seguido consiguió un pequeño pasillo y halló dos escritorios más, todos estaban ocupados y eso inevitablemente lo hizo sentirse mal. Avanzó hasta el final del pasillo caminando extraño y ganando miradas extrañadas de las personas que se cruzaban por su camino.

Al final había un gran salón con una tarima de modelaje donde chicas y chicos finos y sumamente preciosos desfilaban con atuendos hechos a la medida de cada uno, un hombre elegante apunto de tomar un té lo miro con verdadero asco frunciendo el ceño exageradamente.

Patito feo➫Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora