25. Sólos (Parte II)

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—Vaya, vaya, buenas noches tórtolos —La voz de aquella chica resonó en mi cabeza haciéndome levantarme de un saltito. Automáticamente pensé en cubrirme, pero gracias a Dios me había tomado la molestia de cubrirme con una camisa de Víctor antes de que nos tiraramos en el sillón a "ver películas". Cosa que se basó en quedarnos dormidos luego de cinco minutos


—Hey..—Saludé sonriendo algo avergonzada y levantándome para tomar a Oliver en mis brazos, puesto que ella lo cargaba mientras dormía plácidamente —Se portó bien?—Cuestioné acariciando su cabello


—Así es, sólo hay que saber como cansarlos y ya está —Se encogió de hombros —Ya veo que su velada estuvo bastante agitada—Comentó mirando sobre mi hombro como Víctor aún seguía profundamente dormido en el sofá. Retuve una pequeña risa y me encogí de hombros


—Podría decirse que sí —Bromeé pasando una mano por mi cabello. De seguro estaba destrozada, y esa mujer con botas de tacón y después de haber cuidado a un pequeño enérgico por todo un día en un parque de diversiones, seguía viéndose reluciente—Yo, eh... Quiero agradecerte por cuidar a Oliver hoy y darnos este día sólos, significa mucho para mí —Dije con sinceridad y una pequeña sonrisa


—Ay, no te preocupes. Fue un día diferente y me divertí—Habló restándole importancia—Además, así refuerzo lazos con mi cuñada, no?—Golpeó mi hombro con complicidad, me sonroje un poco


—S-Sí, claro!—Respondí intentando no titubear, sonreí nerviosa, ella me miró con curiosidad


—Aceptas tomar un trago conmigo?—Ofreció mientras caminaba a la cocina y sacava de un cajón dos copas y de la un estante una botella de alcohol. Le miré no muy convencida, ella sirvió en ambas copas—Ay, vamos, al menos sólo unos tragos—Insistió 


Bueno, no quería ser descortés, además de que no tenía excusa alguna como para negarme...


—Está bien, sólo una ronda—Acepté y luego me acerqué al sofá para dejar a Oliver sobre el pecho de Víctor. Ambos se acoplaron al instante, Oliver se estiró como una estrellita de mar y Víctor llevó una mano a su espalda en automático


Sonreí con notable ternura y me acerqué para besar la mejilla de ambos, luego acudí al llamado de aquella chica. Me extendió la copa y la acepté bebiendo un trago de una vez


—Entonces, eres extranjera—Comentó bebiendo con tranquilidad 


—Así es, pero mi familia es una locura—Reí un poco—Sabes, son de ese tipo controladoras que quieren calcular hasta cuando vas al baño—Rodé los ojos—Necesitaba libertad, quería vivir mis propias experiencias de manera espontánea y.. No sé, experimentar cosas genuinas 


—Vaya, que mierda—Rió mirándome con atención —Y qué piensa tu familia sobre eso?—Cuestionó alzando una ceja


—Bueno, claramente no estuvieron felices, pero en verdad no me importa. Lo más que pueden hacer es desheredarme, y ya aprendí a vivir con lo justo—Me encogí de hombros


—Y tú? Por qué Víctor te odia?—Soltó una risa nasal


Mí Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora