Amelie Dupont
Desperté confundida por un rayo de luz impactando contra mi rostro, me encontraba en una superficie, a decir verdad, bastante cómoda, y un olor peculiar a perfume de hombre llegó a mis fosas nasales desestabilizandome por segundos
¿Dónde estoy?, ¿en qué momento me quedé dormida? Fueron las primeras preguntas que mi cabeza formuló automáticamente cuando posé mi atención en el entorno que me rodeaba
Una habitación con decorados modernos, con colores entre verde esmeralda y blanco que le daban ese toque de excelencia, también un poco de negro en algunos accesorios que hacían contraste entre lo cálido y serio, sinceramente era un lugar que te gustaría tener en frente para admirar todo el día si era necesario para encontrar cada maravilloso detalle que lo llenaba
Llevaba puesto un vestido negro apegado a mi figura con decoraciones de flores de colores y unas lindas sandalias, aún así estaba algo desconcertada, no recordaba mucho antes de esta escena
Me levanté de la cama y observé un poco por la ventana que daba al patio, césped perfectamente cortado y una linda casa frente a la que me encontraba
¿Acaso yo...?
—Hey, despertaste —Escuché una voz de pronto que me hizo voltear rápidamente
La figura escultural frente a mí por poco y me hizo babear, si es que no me había dado cuenta y en verdad lo había hecho. Estaba en toalla, mojado, tenía el cabello todo húmedo y desordenado, tenía esa jodida sonrisa sexy...
Era simplemente Víctor Derricks
Mordí suavemente mi labio inferior cuando se acercó a mí, pero retrocedí recuperando un poco mi postura
—¿Q-Qué me pasó? —Logré formular aquella pregunta que tan importante era, pero que había pasado a segundo plano luego de... Una pequeña distracción
—Te has quedado dormida en mi auto mientras veníamos de regreso del parque—Informó él con naturalidad cruzando los brazos sobre su pecho, yo fruncí el ceño, eso era bastante borroso...
—¿Y Oliver?—Preferí cuestionar antes de quedar como una loca al decir que no recordaba nada
—Está con Emma en la sala, le pedí que lo cuidara mientras tú descansabas y yo me duchaba—Suspiró—¿Te pasa algo? Estas un poco extraña
Yo negué mientras miraba en otra dirección, verlo de frente me desconcentraba demasiado y no me permitía pensar muy bien y, mierda, sirvió de algo
—¡Mi examen!—Chillé preocupada buscando salir de ahí ¿lo había olvidado también? Dios, que torpe era
Sin embargo un fuerte jalón me detuvo, solté un jadeo lleno de sorpresa y sólo sentí cuando fui estampada contra la pared. Abrí los ojos como nunca cuando observé esa figura atlética sosteniéndome de la cadera para no dejar que pasara, frente a mí, a tan sólo poca distancia de mi cuerpo
La boca se me secó, y ciertamente me costó llevar mis ojos a los suyos desde la muy buena vista que tenía a mi altura
—¿T-Tú qué..? Yo.. Nosotros...—Balbuceaba sintiendo como mis pulmones pedían algo de aire porque mi cerebro estaba medio descompuesto como para mandarle la señal a mi nariz de que inhalara de una vez. Cuando logré desactivar la alarma de peligro de este fue que pude tragar la saliva y suspirar —Debes dejarme salir, no puedo perder este examen... Es, es muy importante—Logré decir mientras notaba como me miraba detalladamente, analizándome y haciéndome temblar—Víctor, en verdad...
Cuando quise agregar algo más sentí que me tomó de la barbilla para acercar mi rostro al suyo. Bajó a mi altura y acto seguido sin dejarme apenas procesarlo, juntó nuestros labios
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Mí Pequeño Ángel
HumorAmelie Dupont es una joven muchacha con raíces francesas, que buscando un nuevo significado para su vida se va de su país para mudarse a Nueva York. Alegría, diversión y locura, en eso se basaban sus días en aquel lugar, sin duda el paraíso para una...